Soldados del contingente español desplegado en Letonia, desfilan en Riga

AD.- De ser una de las instituciones españolas más respetadas internacionalmente a convertirse en motivo de burla y befa. Así al menos se lo ha tomado un sector de la prensa rusa al anunciar la presencia de militares españoles en el este de Europa, se supone que para disuadir a los rusos. “¡Vienen los españoles!”, exclama burlonamente Ria Novosti.

Sabemos que el Ejército español hace ya tiempo dejó de servir a nuestra comunidad nacional para convertirse en un ridículo puntal en regiones con las que los españoles de a pie no mantenemos ningún conflicto. La obediencia debida a los peores sujetos del planeta lo anteponen al sentido del deber con los españoles. Estos funcionarios uniformados hace tiempo que renunciaron a la tarea de obedecer y hacer cumplir el mandato constitucional que cifra como innegociable la unidad de España. Pretender recomponer la situación de otros países cuando el nuestro sufre el riesgo de quebrarse, no resulta muy justificable desde la base del compromiso con lo que nos resulta más cercano. El mismo país que se muestra incapaz de proteger a sus compatriotas en su propia tierra, de garantizarles el uso de la lengua española en Cataluña, de acorazar sus derechos de acuerdo a la ley, de proteger a quienes defienden la españolidad de algunos territorios nacionales, de impedir que los etarras se burlen de las víctimas de sus crímenes, ahora nos embarca en una operación militar contra Rusia, en alianza con algunos de los países que han sido históricamente enemigos nuestros, Inglaterra mismamente. Y todo el despliegue militar contra un país que nada nos ha hecho, tiene como base indiciaria las manifestaciones del presidente senil del mismo país que nos aseguró la existencia de armas de destrucción masivas en Irak.

Y una pregunta que resulta imperativa: ¿dónde está la derecha? ¿donde están los patriotas? ¿dónde está ese partido-estafa que charlotea tanto contra la Agenda 2030 cuando ésta no varía un ápice de los proyectos ideológicos, de naturaleza satánica, que tienen como punta de lanza a la misma organización militar desplegada en la divisoria con Rusia?

Tratar de disuadir a los rusos de que invadan Ucrania cuando España está siendo invadida por miles de ilegales cada año, tampoco resulta muy coherente con el compromiso defensivo que hasta no hace mucho se enseñaba en las academias militares. Pero luego viene la parte cómica: creer que 650 militares españoles, como parte del despliegue de la OTAN, pueden surtir algún efecto intimidatorio ante el imponente ejército ruso, parece unos de esos chistes surrealistas de Gila interpretando a un soldado.