Una criminal tradición: 874 coches fueron incendiados en Francia la víspera de Año Nuevo
La Nochevieja se ha convertido en un dolor de cabeza para los automovilistas franceses, debido a una atroz tradición de ciertos grupos innombrables del país para despedirse del año en curso: la quema de coches.
El presidente de Francia Emmanuel Macron dio alas a los pirómanos cuando sostuvo en 2017 que la culpa la tenían los franceses por haber provocado el cambio climático con nuestro sistema productivo. Y que para que estos criminales dejaran de quemar coches en territorio francés lo que había que hacer es proteger el medio ambiente y devolverles “todo lo que le hemos robado”.
Macron es un tonto de nuestro tiempo. Es la nueva tontería que cada nuevo tonto suele aportar a la estupidez colectiva.
Estamos ante el fin de trayecto del buenismo como demolición de una era. Es evidente que Europa ha dejado de reconocerse en su historia, en su espiritualidad y en sus valores para extraviarse en el laicismo, en la dejadez intelectual, en la falsa tolerancia que se basa en la renuncia y en este nuevo orden mundial que fomenta el desarraigo y la destrucción de cualquier vínculo.
La culpa del terrorismo y del vandalismo en Europa no la tiene la pobreza, ni los Estados Unidos, ni el cambio climático ni nosotros con nuestra fe y nuestras vidas. La culpa la tienen los asesinos y los asesinos que hoy matan e incendian cientos de coches en Francia tienen nombres y apellidos, están patrocinados, nos atacan en nombre de su dios y cuentan con la alucinante comprensión de nuestro establishment bienpensante.
En total, 874 coches fueron incendiados en Francia la víspera de Año Nuevo, según un informe elaborado el 1 de enero de 2022 por el Ministerio del Interior.. Otra vez el silencio de los medios informativos y de las organizaciones defensoras de las libertades y de los derechos humanos a condición de que esas libertades y esos derechos humanos estén etiquetadas dentro de un determinado perfil racial o ideológico.
A diferencia de lo que ocurriría si los incendiarios pudiesen ser vinculados con la extrema derecha, la noticia ha sido arrinconada en algunas secciones de sucesos. Junto al recuadro de la viejecita víctima de un atraco doméstico y al del peatón atropellado por un imprudente motorista.
Pero no nos engañemos. Este estado de caos y desorden comenzó a prologarse en una remota playa de Normandía, hace 78 años, con el “runrún” de las monedas de la familia Rothschild agitando las aguas, mientras Roosvelt y sus acólitos se entregaban a la orgía de la fe en Stalin y el marxismo cultural. De la Grande Armée a la Grand Débâcle.
Entre tanto, nos preguntamos si quedan franceses que puedan ser considerados honorablemente depositarios de la gloria de Austerlitz, herederos de la firmeza derramada en Jena, fedatarios de la victoria en Marengo y orgullosos compatriotas de los héroes de Borodinó.
Lejos de la menor cutocrítica, el ministro del Interior, Gerald Darmanin, tuiteó que “la noche de Nochevieja vio una disminución de la violencia gracias al dispositivo de la policía”.
En Francia se movilizaron unos 95.000 policías y gendarmes, incluidos 9.000 en París, así como 32.000 bomberos y agentes de seguridad civil.
Una criminal tradición
La insólita y criminal tradición de quemar automóviles se remonta a principios de la década de 1990, cuando las personas que vivían en algunos barrios realizaban estos trucos para ganar la atención de los medios, explica el bloguero y salvador de autos viejos Ronan Glon al portal The Drive.
Este método se ha convertido en una competencia entre las principales ciudades francesas con el objetivo de anotar un número más alto en los titulares. De acuerdo con Ronan, en un momento dado, el Gobierno francés dejó de reportar la estadística de las quemas, esperando quitar de esta manera la motivación para los incendiarios. No obstante, esta teoría ha fracasado.
Las estaciones de servicio en Francia incluso dejan de vender combustible la tarde del 31 de diciembre en un intento de reducir la estadística criminal.
Mientras tanto, los propietarios de autos poco escrupuloso encontraron una manera de sacar provecho de este fenómeno con un fraude de seguros. Estacionan su vehículo en un vecindario irregular sin suficiente vigilancia policial en la víspera de Año Nuevo, le dan un poco de chispa y luego culpan a los criminales de su pérdida, cobrando más que el valor actual del auto en el mercado.
¿Y quienes son los incendiarios…?
Me suena a argelinos, marroquíes, musulmanes en general, la tercera generación, los nietos de los que llegaron a Francia tras la independencia de Argelia, Y QUE SIGUEN SIN INTEGRARSE ABSOLUTAMENTE NADA, viviendo en ghetos, etc.
Efectivamente, así es.
MaryKron debería estar en la cárcel por lo que dijo desde 2027, por ser un incendia.países y por tanto un perjuicio millonario para el suyo propio. Dejar sueltos a estos pirómanos supone un mal mayor. No sé a qué esperan los franceses para cortarle las cáscaras de los huevos.
Los franceses auténticos o autóctonos, probablemente ya ni siquiera tienen capacidad de respuesta o valor para iniciar una nueva REVOLUCIÓN.
Revolución en la deberían rodar nuevamente miles de cabezas guillotinadas. Esta vez, en lugar de burgueses y aristócratas, las de politicastros, ladrones, facinerosos, arribistas y degenerados de todo pelaje.
Claro que esa receta, no debería aplicarse sólo en Francia.
Y la prensa dando publicidad para que otros tontos se animen a quemar coches ¿Dar publicidad de actos violentos es tontuna o maldad?
ADMINISTRADOR: Cuando el sabio señala la luna, el tonto mira el dedo. Porque usted es tonto, pero tonto. Tonto de noche, tonto de día, tonto por la mañana y al mediodía; se me olvidaba que también es usted tonto de madrugada. Largo de aquí, TONTO.