Iván Redondo*.- Por principio, todo lo que no se mide no me interesa. Se trata de una manera de discriminar. A partir de aquí, la pregunta: ¿Qué pasaría si Isabel Díaz Ayuso fuera la candidata a la presidencia del Gobierno del Partido Popular? Y la respuesta: un terremoto. Hoy, aquí y ahora, el mapa de España se teñiría ampliamente de azul, ganaría el PP en 42 de las 52 provincias. Sé que no es fácil distinguir la señal frente a tanto ruido. Los que no creen en el método profesional arremeten contra los estrategas (“Yolanda Díaz puede ser presidenta”), pero en esta sala de situación recordaremos que son los mismos que nos decían que Pedro Sánchez nunca ganaría las primarias (arrasó), nunca sería presidente del Gobierno (incluso con la matemática política en contra ganó 5 elecciones consecutivas) y son los mismos también, por poner otro ejemplo, que no vieron venir cómo se duplica un resultado en mes y medio, sorpresa, con la “Operación Illa”. Por lo tanto, primero investigación y luego ideología.

Y entender el contexto: tras la pandemia estamos ante un acto instituyente. Los conservadores lo han comprendido y su giro restaurativo en España va a más: ganando cada día la batalla cultural, como en el 2011 tras el 15M (cuando España, solo una semana después se tiñó de azul, con el PSOE girando al aparato entre protestas crecientes como ahora). Hace ya un año que se rompió la ventana de Overton para la presidenta de Madrid y Vox (no funciona, aunque se siga erre que erre, el discurso actual contra la ultraderecha) y por eso, hoy Ayuso como candidata obtendría conjuntamente con Santiago Abascal los mismos escaños que Felipe González en 1982: 202 diputados.

Aquí tienen el ejercicio. Hinquen ustedes el diente sin filtros. Son cifras de esta misma semana:

1-. Ayuso empataría con Yolanda Díaz como la líder más valorada con una nota del 4.7. Gracias a que aprueba en el electorado PP con un altísimo 7.9, en el de Vox con 7.2, en el de Cs con 6.4 y en el del PSOE, ojo, obteniendo una registro de 3.4 cuando los votantes del PP le dan a Sánchez sólo un 1.7. Junto a la vicepresidenta Díaz es además la líder (mírenlo si quieren así) menos vetada. Es una primera señal de expectativa. Por conocer la equivalencia con Pablo Casado en la misma serie: 6.2 entre sus votantes (1.7 menos), 4 en Vox (3.2 menos), 3.9 en Cs (2.5 menos) o 2.6 en el PSOE (0.8 menos).

2-. Madrid no es España pero se le parece (al menos, para la derecha). Con el 35% de los votos Ayuso alcanzaría 154 escaños y más de 8 millones de votos (750.000 origen PSOE); con un rocoso Vox con 48 escaños y casi 4 millones de votos, con Cs sin representación. Frente a un PSOE con el 21%, 82 escaños y 5 millones de votos. Tal cual. El lado derecho con más de 12 millones votos. Ayuso sacaría hoy 5 puntos más que Casado en unas generales. En unos comicios (importante) sin la plataforma transversal de Yolanda Díaz operando y con una participación del 67%.

3-. ¿Cómo logran los 202 escaños Ayuso-Vox? Gracias al 35% y a nuestra ley electoral. En una campaña tan fragmentada los votos se maximizan tras superar el umbral 30%. Un ejemplo: Zapatero , en un mercado electoral bipartidista necesitó el 44% de los votos para obtener 164 y 169 escaños en 2004 y 2008; Suárez , sin embargo, los logró con el entorno del 34% en 1977 (165) y 1979 (168). Ayuso repetiría el movimiento y Vox lo completaría.

Isabel Díaz Ayuso atiende a ALERTA DIGITAL tras un mitin final de campaña del PP.

La candidatura de Ayuso a la presidencia no sucederá, al menos, por ahora. Pero es un aviso para PSOE y PP de lo que está pasando.

El cuadro para Casado es claro: el hechizo de Ayuso en su electorado potencial es un activo indiscutible. No hay mejor ticket. Desaprovecharla por intereses de aparato es literalmente darse un tiro en el pie. Conclusión: se arreglarán.

Y en sentido contrario, ¿se puede vencer al movimiento Ayuso-Vox? Claro que se puede: Perestroika. Pero lo primero es entender el fenómeno e interiorizar una máxima: o estás en los datos o estás en la inopia (la oposición en Madrid sólo tenía un 1% de posibilidades de voltear aquella elección, antes, durante y después, todavía hoy). Y lo segundo: para ganar a Ayuso, como sorpresivamente al PP de Mariano Rajoy (entonces imbatible partido alfa antes de la moción de censura), hay que entrar en su mundo. Comenzando por reconocer que el éxito de Ayuso se debe a tres palabras: Isabel Díaz Ayuso. Es decir, a una persona y luego a un equipo profesional, porque la política es un deporte de equipo. Nadie es nada sin un líder ni sin un equipo detrás. Éste es el primer paso hacia la victoria. Y partir de ahí siempre comienzan las mejores estrategias. Y la magia.

*Artículo de Iván Redondo publicado hoy en La Vanguardia.