Un tribunal de Pakistán ha condenado a muerte a una mujer por cargos de blasfemia relativos con unos mensajes considerados como “difamatorios” hacia el profeta Mahoma en los que afirmaba ser ella misma una profeta.

El juez Mansur Ahmadi Qureshi ha indicado en su veredicto que “queda demostrado más allá de toda duda razonable que la acusada, Salma Tanvir, escribió y distribuyó textos difamatorios al respeto del profeta Mahoma”.

Asimismo, ha explicado que la mujer “no ha logrado demostrar que el caso recae en la excepción de la sección 84”, que aborda delitos cometidos por personas con problemas psiquiátricos, según ha recogido el diario paquistaní ‘Dawn’.

La demanda contra la mujer, una directora de instituto acusada de distribuir textos en los que se proclamaba como profeta, fue presentada en septiembre de 2013 por un líder de los rezos en una mezquita del país.

El abogado de la acusada, Muhamad Ramzan, ha argumentado durante el juicio que la mujer sufría problemas psicológicos en el momento en el que redactó el texto, si bien la Fiscalía ha negado que la mujer no fuera consciente de sus actos.

Las acusaciones de blasfemia provocan tales emociones en Pakistán que es casi imposible defenderse de ellas. Decenas de personas han sido asesinadas tras acusaciones de blasfemia, en ocasiones por turbas.

En junio, el Tribunal Supremo de Lahore absolvió a una pareja de cristianos condenados a muerte más de siete años por un delito de “blasfemia”, después de un proceso de apelación iniciado por la pareja en 2014 tras rechazar los cargos y el fallo.

La revocación de las condenas llegan después de que este mismo tribunal absolviera en octubre de 2020 a un hombre cristiano sentenciado a muerte por blasfemia y que llevaba más de seis años en el corredor de la muerte, una vez finalizado el proceso de apelaciones.

El hombre, Sauan Masí, se convirtió en el segundo cristiano en ser absuelto tras ser condenado a muerte por blasfemia en Pakistán, tras Asia Bibi, sentenciada por presuntos comentarios despectivos sobre el islam después de que unos vecinos se quejaran de que bebiera agua de su vaso porque no era musulmana.