El alcalde de Londres, Sadiq Khan, ha pedido directamente que la misoginia sea declarada un crimen de odio ante el aumento de las agresiones a mujeres en las calles y parques de la capital británica y ha suplicado a los hombres que sean “aliados” en esta “epidemia”.

El último asesinato a sangre fría ha sido el de Sabina Nessa, una maestra de Primaria que recorría un trayecto de 5 minutos entre su casa y un pub cercano, donde había quedado con una amiga el pasado viernes. Ahora que se han conocido todos los datos, el pánico y la ira se han desatado.

No era un barrio peligroso (las viviendas en esa zona del sureste de Londres superan los mil millones de euros) ni había circunstancias de riesgo: era de día y la zona estaba llena de viandantes. Simplemente, desapareció. Y su cadáver fue hallado al día siguiente en un parque por un vecino. Las primeras hipótesis apuntan a que fue atacada muy cerca de su portal.

Una muerte demasiado similar a la de Sarah Everard, ocurrida el pasado mes de marzo, cuyas circunstancias eran también de presunta “normalidad”. Esta ejecutiva de 33 años también fue asesinada –por un agente de la policía al que no conocía de nada—mientras atravesaba un parque londinense habitualmente concurrido y charlaba por el móvil con aparente calma.

La policía ha arrestado a un hombre de 38 años, pero sigue pidiendo máxima colaboración para identificar cualquier movimiento o grabación que facilite desentrañar los detalles. Scotland Yard ha difundido la imagen de otro sospechoso al que buscan con denuedo. Se cree que conducía un coche plateado y que está vinculado de alguna manera a la muerte de Sabina.

“Necesitamos asegurarnos de que los chicos aprenden desde pequeños a respetar a las chicas”, pedía el alcalde Khan al conocerse los detalles del crimen, mientras que este viernes se ha convocado una vigilia en Kidbrooke, frente al pub donde Sabina Nessa debería haber llegado. La organización “Reclaim these streets” (Recuperemos nuestras calles) ha denunciado que en lo que va de año se han registrado 70 muertes de mujeres a manos de hombres. No han especificado, sin embargo, el tipo de relación que existía entre los asesinos y las víctimas.