Pedro Pablo Peña.- La obsesión de las derechitas -la cobarde, la ‘valiente’ y la mediopensionista- con Hitler es patológica. En plena Revolución Cultural en la China Comunista -años 70-, el diario ABC, cuya única utilidad era envolver el pescado en los puestos del Mercado, veía en Mao el Hitler Asiático, y en la Joven Guardia Roja a las Juventudes Hitlerianas. A un paso estuve de afiliarme al Maoísmo.

A las hembristas que defienden el aborto, la castración del varón -“al machote, machete”, es su grito de guerra- y el lesbianismo, les llaman ‘feminazis’. A ETA y a la izquierda abertzale las denominan fascistas. A Artur Mas, Puigdemont y a las entidades separatistas catalanas, las tachan de racistas y de ser una copia del NSDAP, y a los CDR de ser los camisas pardas del independentismo.

En el fondo es lógico viniendo de los Palanganeros de Sión. Pero, me pregunto ¿qué pensarán los ‘camaradas’  que han entrado en Vox “para cambiarlo por dentro”?