Conor McGregor, superestrella irlandesa de las artes marciales mixtas (MMA), vio arruinado su regreso al UFC (Ultimate Fighting Championship) con un K.O. ante el estadounidense Dustin Poirier en el segundo asalto de su pelea de este domingo en Abu Dhabi.

Era la vuelta del mediático McGregor al octágono, en la división del peso ligero, un año después de su última aparición. Pero sus expectativas se esfumaron rápido, cuando Poirier le sorprendió con una patada en la pierna seguida de una ráfaga de golpes que lo derribaron, antes de que el árbitro Herb Dean pusiera fin a la pelea, después de tan solo 2 minutos 32 segundos.

«Es difícil estar inactivo durante tanto tiempo», explicó el luchador irlandés de 32 años, después de su tercera pelea en la «jaula» en más de cuatro años.

«Su patada en la pantorrilla fue muy buena, pero Dustin es un verdadero luchador», admitió el irlandés, que abandonó el recinto deportivo tras la pelea cojeando y con una muleta. «Voy a quitarme el polvo y volver porque eso es lo que siempre hago. Aceptaré esos golpes», prometió.

Frente a él, Dustin Poirier, de 32 años, mostró una versión muy diferente a la que en 2014 McGregor noqueó en 109 segundos. Una marca que el irlandés se había jactado de rebajar por debajo del minuto, durante toda la semana previa al combate.

«En primer lugar, quiero decir que Conor tomó este resultado con profesionalismo. Ahora estamos en 1-1 y tal vez tengamos que volver a ponerlo en juego», dijo Poirier.

Segundo en la categoría del peso ligero del UFC, el estadounidense se encuentra en una posición fuerte para heredar o luchar por el cinturón, que ostenta el ruso Khabib Nurmagomed (29-0), ahora retirado. «Creo que fue una pelea por el título. Ahora soy el campeón», dijo Poirier después de su victoria en la burbuja de la ‘Isla de la Lucha’ instalada en Abu Dhabi para evitar los riesgos del coronavirus.