Patricia Rueda (Foto: “Yo soy mujer”)

AD.- “Barbie” no ha sabido entender que un partido político no es como el museo arruinado en el que fue puesta a dedo por un grupo de inversionistas rusos. Vox es un partido, o debería serlo, con personas que honradamente creen haber elegido la opción mejor y la más juiciosa para enfrentar los gravísimos problemas que arrastra España. A “Barbie”, en cambio, se le atribuyen codicias y miras larvadas en todas sus actitudes.

De entrada, “Barbie” fue elegida a dedo para encabezar la lista de Vox Málaga al Congreso de los diputados cuando ni siquiera era militante del partido. Sin embargo sus raquíticos méritos curriculares, fue aupada a un puesto para el que no estaba preparada. Detrás de ella iba el brillante economista Rubén Manso, que es tan disparatado como poner a los Rolling Stone de teloneros de Pimpinela.

“Barbie” cree que por vestir ahora de Channel, en vez de Zara y ponerse zapatos de Michael Kors, en vez de Los Guerrilleros, ha alcanzado el nivel de intocable. El poder puede causar que la gente pierda contacto con la realidad, en el sentido que ésta los lleva a tomar decisiones confiados en ellos mismos, “porque lo he dicho yo”, “porque lo pienso así” o “porque lo digo yo y punto”.

Lo primero que tienen que saber los militantes de Vox en Málaga es que “Barbie” es la que manda y mueve los hilos en el cotarro. Lara al frente de Vox Málaga nunca se lo habría permitido; de ahí su odio inveterado a quien fuera su principal mentor y amigo. Lo segundo que tienen que conocer es que Antonio Sevilla y los miembros de su ejecutiva mandan menos que un marido en casa de la suegra. Antonio Sevilla es un presidente de pega sin apenas poder ni influencia. Antonio Sevilla es solo un títere en manos de “Barbie”, y en menor medida, del chusquero Jacobo Vázquez. Así pues, que los militantes no caigan en la trampa de señalar a Sevilla cuando es “Barbie” la que decide. Triste papelón el de este competente empresario hotelero torremolinense que, sin embargo, acredita una personalidad tan endeble y acepta aparentemente encantado que el verdadero poder político en la sombra lo ejerza “Barbie”. ¿A qué espera Sevilla para priorizar su dignidad al papel de sujetavelas que le ha sido asignado? ¿Qué interés pueden tener Antonio Luna, Carmen Barrios y Félix García, entre otros, en formar parte de una ejecutiva de un partido donde las decisiones son tomadas a espalda de todos ellos? ¿Merece la pena tanta indignidad por conservar un puesto más aparente que formal? De ellos nos consta que, habiendo sugerido algunos nombres para completar el organigrama orgánico de Vox en Málaga, fueron todos ellos rechazados por “Barbie”, lo que nunca se hubiera atrevido con José Enrique Lara al frente del partido. Ni ella ni el chusquero.

Disolver el condominio de “Barbie” sobre Vox Málaga devenido en finca privada debería ser imperativo. Pero ello requeriría decoro y decencia, que es lo que no tiene ese concejal infame que ha aceptado el papel rastrero de rendir vasallaje a la “poni”, renunciando y traicionando a los afiliados de su municipio a los que tanto debe y a los que hasta hace poco conminó a escribir cartas a Madrid en contra de su actual ama.

Sepan pues los afiliados que en Vox Málaga no va a cambiar nada y que las decisiones son decididas de antemano por quien no representa ni ha representado nunca la voluntad de las bases. Señor Sevilla, señor Luna, señora Barrios, señor García… hasta cuándo vais a continuar siendo la coartada de “Barbie” para que los arbitrarios nombramientos os señalen a vosotros y no a ella. ¿Estáis cabalmente satisfechos de actuar como hombres y mujeres de paja a las órdenes de quien moral y políticamente vale menos que cualquiera de vosotros? ¡Ay el honor español!

“Barbie” se cree intocable. Su estatus ha cambiado grandemente. El poder provoca que algunas personas pierdan contacto con la realidad, hasta el punto de caminar sobre un lecho de arenas movedizas que más pronto que tarde terminan devorándolas.

Por esa razón anunciamos que estaremos al lado de cualquier plataforma o movimiento interno orientado a la remoción de “Barbie” como diputada en próximas listas electorales. Más importante que un partido esté mejor o peor gestionado, es que no puede estar en manos de quienes conciben la acción política como un permanente acto de subordinación y tutelaje a quien políticamente no vale nada, ni ha hecho nunca nada valioso ni ponderable.

Un partido llamado patriota no puede seguir siendo un juguete roto en manos de “Barbie”. Y por si nos faltara algo, el chusquero, con sus torpes manos, haciendo de Geppetto.