La pequeña ciudad aragonesa de Jaca saltó a la historia de nuestro país por el Golpe de Estado que tuvo lugar el 12 de diciembre de 1930, un hecho que fue la primera piedra de la instauración de la II República en nuestro país. Al hablar de Golpe de Estado, la mayor parte de nuestra sociedad piensa de forma directa en el 23 de febrero de 1981. Pero, a lo largo de la historia, se han producido otras sublevaciones militares que, independientemente del bando o la ideología, han sido trascendentales para la política de nuestro país.

La II República se declaró en Jaca (Huesca) a falta de cuatro meses de las elecciones de abril de 1931. La cosa duró pocos, apenas ese viernes 12 de diciembre de 1930 y unas horas del sábado siguiente, aunque en el balcón del Ayuntamiento llegó incluso a ondear por primera vez la bandera tricolor de la república.

Fermín Galán, Ángel García Hernández y Salvador Sediles, entre otros, fueron los líderes militares de un fallido, incluso catalogado chapucero, levantamiento contra la monarquía alfonsina. Una de las principales causas de este levantamiento fallido fue la descoordinación de un Comité Revolucionario estatal que retraso la insurrección, ya que no se sabía quién debía iniciarla.

En su represión, en la que participaron generales como Mola o Franco, terminaron por revertir la tendencia social en contra de la monarquía de Alfonso XIII, también conocida como la ‘dictoblanda’, y a favor del republicanismo.

Un golpe con ciertos problemas

La dirección de la sublevación estaba bajo la autoridad de Fermín Galán, capitán del regimiento de Infantería Galicia número 19. Galán había sido destinado a este puesto a comienzos del anterior verano después de haber salido de la prisión militar de Montjuic amnistiado. Ya en Jaca, Galán entra en contactos con otros militares dispuestos a participar en la insurrección, entre ellos destacan los nombres de Ángel García Hernández, Salvador Sediles y Miguel Gallo entre otros.

Desde Jaca comienza una red de comunicación que les permite ponerse en contacto con civiles, especialmente con sindicalistas de Zaragoza, y con Ramón Acín, conocido artista en Aragón que les permite ponerse en contacto con el comité revolucionario de Madrid.

Durante el otoño llevan a cabo todos los preparativos para sublevación planeada, pero la poca discreción de algunos comprometidos pone en aviso a Mola de que algo se está tramando, por lo que decide enviar una carta para aclarar la situación.

Los retrasos en el desarrollo del plan empiezan a provocar fricciones entre los sublevados. Esta situación unida al conocimiento del General Mola y a las bajas temperaturas invernales provocan más dificultades para ejecutar el plan, hasta que el 12 de diciembre deciden llevarlo a cabo. Galán decide no esperar al 15 de diciembre, la fecha que finalmente había fijado el “comité revolucionario” para la insurrección, y a las cinco de la mañana del 12, un grupo de militares encabezado por el capitán Galán sublevan a la guarnición de Jaca contra el Gobierno.

A las once, la república es proclamada en el Ayuntamiento de la ciudad aragonesa e izan la bandera republicana. Con la finalidad de mantener el orden público se crea la Junta Provisional Republicana.

Tras el levantamiento, las fuerzas sublevadas salieron hacia Huesca con la misma desorganización con que elaboraron el plan de acción. Esto provocó cierto enfrentamiento con el Ejército en Ayerbe y finalmente Galán se entregaría en la madrugada del sábado 13 de diciembre de 1930, mientas el resto de oficiales iban siendo detenidos. Los oficiales fueron condenados a muerte en un consejo de guerra celebrado en Huesca.

Galán y García fueron los dos generales que fueron fusilados, los demás participantes del golpe fueron indultados en los últimos instantes de la monarquía alfonsina. Durante la II República, las figuras de Galán y García fueron interpretadas como auténticos héroes, incluso se realizaron varias obras artísticas.