Oriana Rivas.- La izquierda utilizó las elecciones de Estados Unidos para causar destrozos, generar zozobra e intimidar a la población estadounidense en los 30 días previos a los comicios.

Estas conductas parecen ser la herramienta más eficiente que ha encontrado la izquierda para hacerse notar. Si damos un vistazo a Latinoamérica, la izquierda ha logrado llegar al hueso de las sociedades democráticas para inclinarlas hacia políticas socialistas gracias a los disturbios y a la violencia. Lo sucedido en Chile es un ejemplo de eso.

En Estados Unidos se busca el mismo objetivo a través de manifestaciones, donde sus integrantes apuntan al caos y arremetiendo contra personas y símbolos que no están a favor de sus mal llamados principios.

Un trabajo especial de Breibart repasa 74 casos en que manifestantes de izquierda se involucraron en actos de violencia, destrucción o intimidación en los últimos 30 días.

Una de estas, ocurrió en a finales de octubre cuando manifestantes en Washington, DC, hirieron a 14 policías en la segunda noche de protestas por la muerte de Karon Hylton, joven de 20 años que conducía un scooter sin casco y murió atropellado cuando lo seguía la policía.

Las lesiones incluyen a un oficial que perdió la vista después de ser apuntado con un láser.

El 31 de octubre en esa misma ciudad, varios saqueadores se turnaron para golpear a un oficial con una caja registradora robada mientras yacía herido en el suelo.

Violencia contra la ciudadanía

Los policías han sido los primeros en la línea de ataque de manifestantes de la izquierda, pero la población civil también se lleva su cuota de arremetidas, sin importar edad o sexo.

Simpatizantes de Antifa atacaron y vandalizaron un hogar en Vancouver, Washington, que tenía un letrero a favor de Donald Trump y la bandera de Estados Unidos. Los violentos derribaron una cerca y rompieron las ventanillas de un vehículo mientras gritaban insultos.

También iluminaron las casas con luces estroboscópicas brillantes mientras abordaban verbalmente a los residentes.

También este grupo de izquierda, que ha recibido el velado apoyo de Biden —pues solo ha lanzado comentarios tibios sobre el grupo sin rechazar sus acciones—, empujó a un anciano al suelo durante una manifestación a favor de la libertad de expresión en San Francisco.

En días cercanos, activistas de Black Lives Matter marcharon en las calles de Florida sin importar que habían niños y comensales en la zona, incluso rodearon a una pareja que estaba cenando, reseñó Breibart.

Las alertas

En junio, el Departamento de Justicia recababa pruebas sobre la posible presencia de grupos organizados de la izquierda radical que estarían ligados a las protestas que ocurrieron luego de la muerte de George Floyd.

El modus operandi es muy similar a otras protestas antisistema del continente: cortes de carreteras, calles y plazas durante largos periodos de tiempo, destrucción de comercios e infraestructuras básicas de primer orden, propagación de barricadas e incendios.

Estos grupos también apuntan a legitimar los saqueos en Estados Unidos como forma de protesta. Sin embargo, la mayoría de estadounidenses rechazan estas conductas.

Una encuesta de Gallup determinó que el 73 % de los encuestados cree que la protesta violenta hace más daño que bien a los norteamericanos negros. Y sólo el 8 % de los estadounidenses en general pensó que la protesta violenta estaba justificada.

Incluso las estatuas han tenido que sufrir las frustraciones de la izquierda. El 12 de octubre fueron arrestadas dos personas en la ciudad de Portland, que ayudaron a derribar las estatuas de Abraham Lincoln y Theodore Roosevelt.

Las subversiones de estos grupos parecen no tener límites para definir por manos propias el futuro de los Estados Unidos.