Vehículo de la Policía Nacional en una calle durante el estado de alarma (Foto: El Confidencial)

Por Luys Coleto.- El toque de queda del pasado domingo es la enésima prueba de que estamos bajo el yugo de una banda de narcocriminales que impone una tiranía bajo un falso pretexto sanitario. En España. Y en todo el orbe terrestre.

Ataque contra la población

Toda su parla y verba, y todos sus gestos y actos, absolutamente todos, fiera humillación y feroz agresión contra sus propios compatriotas, jamás cuidado de su salud, que llevan jorobando sistémica y sistemáticamente durante decenios.

Pistolas-termómetros apuntadas innecesariamente a la cabeza (la temperatura se puede tomar en muchos lugares distintos), fraudulentas pruebas diagnósticas que te perforan la nariz (con algo de saliva, suficiente), atroz terrorismo mediático, amenazas constantes, desproporcionadas multas, acosos y hostigamientos, insultos (¡asesinos! ¡negacionistas!), acusaciones, (¡irresponsables! ¡insolidarios!),delaciones y chivateos, linchamientos – físicos y mentales – a quienes no se comportan “como debe ser”, maderos y milicos en las calles y/o arbitrarios confinamientos (que, por supuesto, tampoco es término médico, sino carcelario y militar). Punta del iceberg.

El bichito zascandil se esconde a las seis

El toque de queda es instrumento militar y policial, no sanitario. Obviamente, no hace falta ser demasiado listo para saber que deviene completamente oligofrénico y abiertamente anticientífico pensar que semejante y liberticida medida militar va a servir para controlar un espectral virus ( que continúa sin ser aislado), como si el “perspicaz” bicho no tuviera el día entero para moverse por dónde le salga de la punta de la corona.

A las seis horas y un minuto de la mañana, por lo visto, el bichito zascandil deja de dar por culín. Obviamente, ninguna de estas medidas sirve para nada, todo es mayúsculo y colosal pretexto. Primera fase de pruebas sendereando hacia la tiranía del Nuevo Orden Mundial. Salvo que lo impidamos.

Culpable, sobre todo, la mayoría de la humanidad

Y además, obviamente, hablamos de una medida absolutamente ilegal: el estado de alarma en España no ampara restricción alguna de derechos fundamentales. La cada más férrea dictadura sociata-podémica continúa bromeando con nuestros – nuestros, no otorgados por ellos- inalienables derechos y libertades “por si cuela”. Y con la corrompídisma chusma de jueces-políticos y una zombificada ciudadanía todo cuela a la perfección.

Políticos, jueces-políticos, mass-mierda, milicos, maderos, profesores. Matasanos, of course. Autoridades de todo tipo, culpables. Pero sobre todo, la inmensísima mayoría de mis compatriotas.

No tenéis perdón alguno. Los cagaletas que aplauden cada una de estas medidas (como en marzo aplaudían diariamente a las ocho) y defienden a sus propios verdugos están tan aterrorizados que renunciaron voluntariamente a pensar y a saber. Renunciaron a su libertad. Renunciaron a conocer la verdad. En definitiva, renunciaron a su humanidad. Más bajo no se puede caer. Con los bozales. Y con todo. Asco de raza y tierra. En fin.