Tras el histórico Acuerdo de Abraham, patrocinado por el presidente Trump, Sudán decidió sumarse a la pacificación de Medio Oriente y confirmó que normalizará sus relaciones con Israel, convirtiéndose en el sexto Estado de mayoría musulmana en firmar la paz con Israel.

Este 23 de octubre, el Gobierno sudanés, país del norte de África y miembro del mundo árabe de Medio Oriente, anunció su compromiso de cortar todo nexo con grupos terroristas radicales y normalizar sus relaciones con el Estado de Israel, con el cuál lleva decenas de años en estado de guerra, a pesar que desde hace 50 años que no hay un conflicto armado real entre los países.

En un preludio al histórico acontecimiento, el mandatario estadounidense eliminó el 19 de octubre de este año a Sudán de la lista negra de Estados que apoyan al terrorismo, a cambio de la decisión del Teniente General sudanés de recompensar monetariamente a las víctimas de los bombardeos a las Embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania en 1998, conducidos desde territorio sudanés y con complicidad del antiguo régimen.

El anuncio de que se firmará la paz con Israel no es solo un hecho importante para la paz y cooperación internacional, sino que simbólicamente también es de suma relevancia.

Sudán tiene una larga historia de conflicto con Israel, ya que tras la declaración de independencia israelí en 1948, el país africano atacó al pueblo judío militarmente tanto en la Guerra de Independencia de ese año como en la Guerra de los Seis Días de 1967.

Sin embargo, la Liga Árabe fue cediendo lentamente y tras varios combates fallidos, en 1979 gracias al ex presidente norteamericano Jimmy Carter, Egipto firmó la paz con Israel, y sus pasos fueron seguidos por Jordania, quien la firmó en 1994 con el patrocinio del ex presidente Bill Clinton.

Y ahora, tras 26 años de estancamiento diplomático, gracias al liderazgo de Donald Trump, se firmaron los Acuerdos de Abraham, en los que Israel estableció la paz con Bahréin y los Emiratos Árabes Unidos.

Pero este plan de pacificación va más allá. En declaraciones posteriores, Trump confirmó que entre 5 y 6 países árabes están próximos a ser los siguientes en firmar la paz con Israel. Solo dejó un nombre, y es el del mencionado Reino de Arabia Saudita, un importantísimo actor geopolítico internacional con un potente Ejército y una economía sumamente rica. Arabia Saudita es el principal líder del mundo árabe y ya ha dado varios pasos en dirección de cesar hostilidades con Israel, desde la visita de Trump al país en 2017.

El plan de Trump es lograr la paz total del mundo árabe con Israel, y que juntos puedan armar un bloque anti-Irán, que presione al gigante islámico.

Este sentimiento de pacificación reanimó a otros Estados de la región a emprender un camino pacífico, que les permita comerciar económicamente y tecnológicamente con Israel.

En una llamada tras los anuncios de la paz con Sudán, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu le dijo al flamante mandatario americano Trump que “Irán no está contenta y Hamas tampoco lo está”. Por su parte, Trump le comentó acerca de las elecciones en su país y le preguntó irónicamente “crees que “Sleepy Joe” (Joe Biden) habría hecho este pacto? Creo que no”.

A su vez, el nuevo acuerdo será beneficioso para ambos Estados, ya que Israel es capaz de proveerle a Sudán la necesaria tecnología del riego por goteo, que es sumamente importante para el Estado africano que cuenta con muchas zonas desérticas que ahora podrían ser cultivadas.

Por su parte, Israel también se verá beneficiada ya que Sudán se ha comprometido a dejar de “triangularle” armas a organizaciones terroristas y a partir de ahora permitirá los vuelos con escala en su país, por lo que los vuelos desde Israel a África o Sudamérica o desde Sudamérica/África a Israel serán más rápidos y más baratos.

Y esto sin contar los nuevos acuerdos comerciales que podrán venir, que podrían incluir ventas de recursos naturales a Israel, considerando que Sudán tiene grandes cantidades de algodón y petróleo en su territorio.