Lucía Cuín, a la derecha

El 19 de junio de 2019, el socialista José Ortiz repitió como alcalde en Torremolinos gracias al apoyo de la exconcejala de Vox, Lucía Cuín.

El socialista no tenía mayoría suficiente para formar gobierno. Ese fin de semana recibió 13 votos frente a los 12 del Partido Popular.

Lucía Cuín era la número dos en la candidatura de Vox al Ayuntamiento de Torremolinos, pero fue expulsada tras mostrar su apoyo al Día del Orgullo LGTBI en el municipio.

Cuín decidió apoyar al PSOE otorgándole la alcaldía. Las elecciones las ganó el PP por la mínima pero el voto de la ex candidata de Vox ha decantado la balanza.

El día de la elección del nuevo equipo de gobierno torremolinense, el todavía presidente de Vox en Málaga, José Enrique Lara, licenciado en EGB, se presentó en el Consistorio junto a un grupo de palmeros para abroncar a la concejala tránsfuga que él mismo impuso en contra del criterio de muchos afiliados. Lo que procedía era que Lara explicara a los militantes los motivos por los que Cuín figuró en el número dos de la lista de Vox al Ayuntamiento de Torremolinos, con apenas un mes de militancia en el partido. En una localidad donde todo el mundo se conoce, ¿desconocían Lara y su lacayo Antonio Sevilla, alcaldable de Vox, que Cuín es la pareja sentimental de un alto cargo del PSOE en Torremolinos? ¿Por qué no aclaró Lara si son ciertas o no las acusaciones de algunos críticos relacionando la candidatura de Cuín al pago de un favor personal al padre de la díscola edil?

«Que no descarguen ahora su incompetencia en Lucía Cuín. Esta tránsfuga sin moral y sin escrúpulos no es peor que los que decidieron que fuera en las listas Dios sabe por qué», manifestaron a este medio representantes del sector crítico.

Lucía Cuín y el alcalde socialista de Torremolinos, José Ortiz, en el pleno de investidura (Sur)

Así las cosas, si entre las personas cercanas a Lara imperara un mínimo de honor y decencia, tendría que haber sido a él a quien corriesen a gorrazos (metafóricamente hablando, claro) el día del pleno. Pero no lo hicieron, porque Vox en Málaga ha representado en grado máximo todo el cúmulo de errores y traiciones que ha transformado la ilusión de centenares de militantes en decepción colectiva.

La incompetencia estratosférica de Lara la avalan otros ejemplos. Lara fue candidato a la Alcaldía de Málaga por el partido de Abascal y quedó fuera del consistorio al perder casi 40.000 votos de los obtenidos por Vox en la capital malagueña en las elecciones generales celebradas solo 26 días antes. Hace menos de un año y medio la provincia tenía 3.000 afiliados, hoy hay menos de la mitad. Vox ha perdido ya dos de los ocho concejales obtenidos en la provincia en las elecciones municipales del año pasado. Más de 40 coordinadores sectoriales han abandonado sus funciones en menos de un año por manifiesta incompatibilidad con los modos y formas de Lara. Sonia Crespo y Enrique Canivell, vicesecretarios de Comunicación y ambos periodistas de raza, dimitieron de sus tareas por sus discrepancias con Lara. El partido en Málaga está tan dividido que hasta cinco candidaturas han concurrido a las primarias, un dato sin precedentes en cualquier otra circunscripción española.

Si estos reveses los hubiese experimentado Lara en el ámbito de la empresa privada, es muy probable que a estas horas estuviese despedido por su manifiesta incompetencia.

Los militantes de Vox tienen la oportunidad de corregir tanto desatino y poner el partido a la altura de lo que Málaga merece. Enrique de Vivero es la respuesta.

Nota: En la campaña a la presidencia provincial de Vox se debería prevenir acerca de la presencia tóxica de un fracasado leguleyo con querencia a la botella. El gusano se está destacando como un miserable desestabilizador y generador de disensos entre miembros de una determinada candidatura. En uno de los mensajes en redes sociales del basurizado picapleitos pedía a los militantes que se olvidaran de AD y se centraran en la captación de votos. ¿Acaso el desgraciado se siente facultado para la tarea de conseguir un solo apoyo electoral a favor de la candidatura que supuestamente defiende? Y es que su credibilidad, como su dignidad, están a la altura de un lagarto.

Del curdo encanallado nos ocuparemos con pelos y señales después de la campaña.