Legitimidad y pouvoir spirituel
Quizá lo más asombroso que ha ocurrido en España desde la transición haya sido el renacimiento de un frente popular que, con ayuda de la derecha, se ha erigido en referente de la moral, la democracia y la legitimidad del poder. El asunto clave ha sido aquí la ayuda de la derecha, pues sin ella ni los separatismos ni la izquierda habrían osado tanto, es más, no les habría convenido recordar como fuente de legitimidad el viejo Frente Popular o lo que llaman “la república”. Habrían preferido olvidarlo. Porque el Frente Popular fue precisamente eso: el régimen de terror de una alianza de separatistas y totalitarios, salida de un fraude electoral, como he dejado claro de una vez por todas en Por qué el Frente popular perdió la guerra. Pues bien, ocurrió precisamente lo contrario: fue la derecha, desde Suárez la que “olvidó” el franquismo, que justamente libró al país de aquel régimen de terror y creó una sociedad nueva, próspera y libre de los viejos odios. “Olvido” que evolucionó hacia la mayor abyección posible cuando el PP de Aznar condenó el alzamiento del 18 de julio, criminalizando a los salvadores y regalando ya abiertamente la legitimidad a los mayores enemigos históricos de la libertad y de España.
Esta conducta suicida recuerda a la de los monárquicos cuando dieron un auténtico golpe de estado contra la propia monarquía y trajeron una república que rápidamente se volvió demencial y caótica.
Naturalmente unos hechos tan aberrantes plantean muchos problemas, que se centran como he expuesto en Por qué el Frente… en la cuestión de la legitimidad: los monárquicos, faltos de “pouvoir spirituel”, que diría Ortega acusando a los frívolos intelectuales antifranquistas europeos durante la guerra civil, fueron totalmente incapaces de defenderse en el terreno intelectual e ideológico del ataque constante de los intelectuales y partidos marxistas, republicanos “liberales” o burgueses y separatistas. En una situación de crisis extrema habían intentado salir del paso con un movimiento práctico mediante la dictadura de Primo de Rivera, pero la debilidad espiritual persistía, y trajo como consecuencia la república del caos y las paradojas.
Con el franquismo pasó algo muy semejante: este fue capaz de derrotar brillantemente por las armas al Frente Popular, y luego políticamente en el período de paz más fructífero que haya vivido España en varios siglos. En cambio, su pouvoir spirituel fue tan escaso que, pese a todos sus éxitos prácticos, a haber permitido una democracia no demencial y haberla organizado en la transición, los políticos procedentes del franquismo carecían del sentimiento y sobre todo del pensamiento de su propia legitimidad.
En general, ha sido típico de la derecha, desde la Restauración, una mezcla de desatención y desprecio por los problemas teóricos, por el pensamiento político, la enseñanza y la universidad, que han dejado a la izquierda. Suárez y Juan Carlos, los dos “campechanos”, lo reflejan a la perfección. Si hemos de buscar el origen de toda la basura en que han hecho degenerar la democracia, lo encontraremos ahí.
La derechita cobarde, que siente vergüenza de serlo, es decir el PP, HA HECHO Y SIGUE HACIENDO MUCHO DAÑO A ESPAÑA.
En realidad hay dos derechas:
(Es posible que pueda estar equivocado, pero así es como yo lo veo, en conciencia…).
El que calla, otorga. Hay que responder, preferiblemente, ofendiendo con argumentos constatables.. Por lo visto, aquella asignatura FEN (Formación del Espíritu Nacional) no sirvió de gran cosa.