Cayetana Álvarez de Toledo

Yolanda Couceiro.- Baño político refrescante. Ducha verbal desacomplejada. Chapuzón intelectual contra el discurso único… Llámenlo como quieran, quizás bastaría con denominarlo ‘zasca monumental’. En todo caso, lo de Cayetana Álvarez de Toledo hacía falta. “Bien por Cayetana. Si ellos te llaman corrupto, usted le llama el partido de la cocaína de Venezuela”. Ha sido esta una de las afirmaciones vertidas en el programa “Buenos días, España”, que conduce y dirige Santiago Fontenla.

Una derecha desacomplejada necesita sobrepasar las líneas no escritas de lo políticamente correcto y adentrarse en el combate cultural que tanto echa de menos la base de la derecha social española, la de la cacerola y Manolo Escobar.

No puede existir una base social ideológicamente capacitada sin una élite directora que organice y estructure un lenguaje , visual y no, capaz de competir en igualdad de condiciones con una izquierda echada al monte, violenta y en claro proceso bolivariano.

Cayetana ha dicho, además de una innegable verdad, algo que todos esperábamos. Porque las buenas maneras, el gracias y el por favor, tienen que acabarse. Esto es una lucha por nuestra libertad y por el futuro de los que vienen detrás.

No vamos a ganar a estos trileros con buenas formas y ocultando la verdad. Las batallas se ganan con escaramuzas como la de ayer en el Parlamento, y las guerras con el apoyo de una sociedad violentada dispuesta a darlo todo junto a aquellos que sin complejos sean capaces de dirigirlos.

Lo de Cayetana es un ‘stop’ en el camino, un ‘hasta aquí hemos llegado’… podría ser una barricada política infranqueable que ahora debe asentarse y crecer.

Porque ellos ya no son el adversario político, son el enemigo. Cuanto antes se den cuenta en el PP y VOX, mejor. Lo de Cayetana, decía, es una escaramuza. La guerra deben pilotarla PP y VOX, juntos e iguales, dando forma a una respuesta contundente que agradecerá la ciudadanía.

Recuerden PP y VOX que en España cada ciudadano es un Cid deseando romper el maldicho dicho que ha descrito durante siglos, excepto en concretos periodos de nuestra Historia, la sequía de liderazgo que soportamos: “Qué buen vasallo sería, si tuviese buen señor”

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