Antonio Calle.- El Sistema busca la criminalización de cualquier postura honrada y patriótica y al mismo tiempo su descrédito y humillación. Para ello, nos descalifican en un ejercicio de criminalización dialéctica.

Uno de los nombres con los que se criminaliza al hispanismo es con el epíteto de extrema derecha o ultraderecha. Es una técnica del lenguaje usada como herramienta de lucha para desacreditar el hispanismo.

Nosotros no somos hijos de la Revolución Francesa ni del orden liberal. El orden liberal es como un buque en donde está la extrema derecha, la derecha, el centro, la izquierda y la extrema izquierda. Todos ellos con sus diferencias son hijos de la revolución francesa, del Nuevo Orden Mundial y de todas las propuestas alienantes con las que ha sido castigado nuestro pueblo.

No podemos ser de extrema derecha pues no lo somos. No somos conservadores ni partidarios de la dictadura del capital. No somos nacionalistas sino patriotas. Somos reaccionarios porque para nosotros, no hay nada de que conservar de este orden liberal.

La derecha y la izquierda nacieron con la revolución francesa. Son hijos de la misma madre. Ambos son un Ejército combinado: la izquierda avanza y toma posiciones y luego llega la derecha que las defiende. A partir de eso la izquierda sale a nuevas conquistas y cuando las consigue llega la derecha a ocupar esas nuevas posiciones. Así fue desde la revolución francesa. Como ejemplo más actual está el tema del aborto o el matrimonio homosexual. La izquierda salta para conseguir esas “conquistas”. Cuando las consigue entonces llega la derecha y las mantiene y defiende, inmediatamente la izquierda salta en busca de otra “conquista más” y así sucesivamente. Ha sido así desde el principio aunque es en estos tiempos en donde la destrucción del orden cristiano ha sufrido los ataques más palpables.

Por eso es necesario no caer en la trampa. No podemos defender posturas ultra derechistas, ni nacionalismos, ni conservadurismos ni derechismos pues todo eso nos lleva a lo mismo pero a plazos.

Nuestro mundo está fuera de eso. Solo hay dos bandos: La Tradición y el mundo creado a partir de la Revolución Francesa.

En definitiva es el “non serviam”, la lucha de siempre donde el demonio lucha por la destrucción del Orden Natural.

Aun así, si reconocemos que existe una extrema derecha que utiliza determinada simbología patriótica pero que está contaminada hasta el tuétano por la revolución liberal. Nada nos une a ella pues son los hijos radicalizados del Nuevo Orden Mundial. Denigran la cultura hispánica, defienden un Estado Laico, sin religión, sin Dios.

Liberalismo y marxismo son ideologías que, en vez de intentar comprender la realidad, la mutila de acuerdo con presupuestos sesgados, parciales, falsos. Se basan fundamentalmente en la negación de que existe un orden que Dios ha creado, que ha impreso en las cosas, y al que el hombre tiene que adaptarse, y, al actuar sobre ella, se implica con ella.