Paloma Cervilla.- A Pedro Sánchez empiezan a irle mal las cosas. Tras una racha triunfal que se inició con su épico regreso a la Secretaría General del PSOE, la moción de censura que le convirtió en presidente del Gobierno y el triunfo en las elecciones generales del pasado mes de abril, ahora parece que pintan bastos en su carrera política.

Su ambición desmedida por el poder, la misma que tiene Pablo Iglesias, le llevó a desafiarlo y, en la creencia de que si se repetían las elecciones generales iba a arrasar en votos y escaños, tensó tanto la cuerda que se negó a aceptar las propuestas de Podemos después de que éste, en un error de libro, despreciara una vicepresidenta y tres ministerios.

Pues de toda esta lucha de egos, ha salido un ego más, el de Íñigo Errejón, que ha aprovechado la coyuntura para ejecutar la vendetta que tenía preparada desde hace tiempo contra Pablo Iglesias.

Pues Errejón ha revolucionado el mapa político en una semana. Su irrupción empieza a arañarle votos al PSOE, de todos aquellos que votaban a Pedro Sánchez con la nariz tapada y que ahora han encontrado refugio en Más País. Lo mismo que le sucedió al PP con VOX.

Para colmo, los votantes de Ciudadanos han decidido refugiarse en el PP, no en el PSOE, ante los vaivenes y la cerrazón de Albert Rivera de unirse al proyecto España Suma. Ya no quieren más experimentos con gaseosa y es una evidencia que nunca liderará el centro derecha, o se une a Pablo Casado o terminará fuera de la política.

Todo ello se traduce en que el PSOE no solo no sube en escaños, hace un mes parecía que se iba a disparar hasta los 135 desde los 123 que tiene ahora, sino que incluso puede perder apoyos.

Este es el escenario a día de hoy, y en ello coinciden la mayoría de los sondeos, que marcan una tendencia que está en la calle. Todavía falta más de un mes para las elecciones del 10 de noviembre, pero el pánico empieza a instalarse en la calle Ferraz, sede del PSOE ¿Y si pinchamos la noche electoral?