Pilar Gutiérrez sigue errando el tiro. En realidad lo lleva haciendo desde hace tiempo. Tiene una visión deforme, maniquea, fanatizada y maximalista de la realidad, y eso resta valor y crédito a lo que defiende. Por eso la llaman las cadenas de izquierda. Cada vez que proyecta la imagen estereotipada que la izquierda quiere dar del franquismo, le está haciendo un flaco favor a los ideales que aquí defendemos.

Su asociación surgió precisamente como respuesta a la pretensión de Pedro Sánchez de exhumar los restos de Franco. Tuvo un par de iniciativas notables y otras bastante chusqueras. El error de la entidad que preside Pilar Gutiérrez es que ha perdido el sentido de la transversalidad para convertirse en un instrumento más a disposición de los intereses electorales de Abascal. Craso error. Lo sostuve en «Alt News» al día siguiente de las elecciones y lo sostengo aquí: «Será cuestión de semanas o meses que exhumen a Franco. Cuando esto ocurra, que no nos llamen para reclamar nuestro apoyo. Que llamen a los de Vox. Que vayan los de Vox al Valle de los Caídos».

Pero los de Vox están callados. Ellos tampoco quieren ser identificados con el franquismo. Piensan que les resta votos, lo que desdice a la propia Pilar Gutiérrez cuando aseguraba que millones de españoles saldrían a la calle a defender la memoria de Franco. No hubo tal. La derecha social es profundamente insolidaria. Se nutre de un puñado de tópicos cuarteleros y de un montón de chascarrillos patrioteros, siendo el “Arriba España”, con voz impostada, el más elevado intelectualmente de todos ellos.

Y entre tanto, la izquierda social votará como un solo bloque el 10-N y Pedro Sánchez ganará de calle las elecciones. La división electoral de la derecha le hará otra vez el trabajo sucio a los malos. España ya es un país de 40 millones de cadáveres. Dudo que la historia termine exhumándolos.