“Proliferan las armas especialmente peligrosas, cada más utilizadas contra nosotros en episodios de violencia urbana”. Así ha alertado en una nota interna la Prefectura de la Policía francesa a todos sus equipos sobre la utilización en las calles francesas, y especialmente en París, de potentes bombas caseras que se emplean para atacar a las Fuerzas de Seguridad. La Policía también pide a las empresas y comercios que venden ácido clorhídrico (indispensable para construir este tipo de artefactos) y otros elementos químicos similares que alerten de cualquier compra “inhabitual” de este tipo de productos.

La Policía advierte a sus agentes de que, aunque están construidas con elementos cotidianos que pueden encontrarse en cualquier domicilio, estos proyectiles explosivos tienen gran peligrosidad. “Determinadas mezclas de metal y ácidos, que pueden aprender a realizarse a través de Internet, consiguen liberar gases que, encerrados en una botella, implican la explosión violenta de ésta, liberando sustancias corrosivas a varios metros de distancia”. Numerosos miembros de la Policía gala han sufrido quemaduras y numerosos cortes tras ser atacados con este tipo de objetos.

Citada por el diario francés Le Figaro, Sylvain Durante, secretaria nacional del sindicato Policía Alternativa-CFDT, explica que no resulta fácil que empresas y comercios informen sobre la venta de este tipo de productos potencialmente peligrosos. “No es viable porque no es práctico, no tenemos personal para realizar las visitas. Hace diez años todavía podíamos permitirnos hacer este trabajo de proximidad, pero actualmente ya es muy difícil manejar los asuntos profesionales cotidianos como para, además, realizar esos trabajos extras”. Pero, efectivamente, la Policía ya ha contactado con la dirección de algunas de estas tiendas. “Siempre estamos atentos a las ventas de este tipo de productos, pero como nos llamó la Policía, ahora prestamos diez veces más atención”, dice el gerente de una conocida empresa parisina de bricologe. “Las ventas de ácido clorhídrico siguen siendo bajas. Pero si una persona compra varias botellas, todos nuestros empleados están informados de que deben alertar a la dirección sobre este hecho”.

En caso de compras grandes o inusuales, la Policía suele poner en marcha una investigación judicial y busca identificar los motivos de la compra utilizando grabaciones de cámaras y analizando los medios de pago utilizados por el adquiriente.

Todos los sindicatos policiales franceses han denunciado este fenómeno de incremento exponencial de la violencia contra las Fuerzas de Seguridad, una situación que se hace más grave cada año con la proliferación de determinados movimientos sociales y la organización de emboscadas que ponen en peligro a los agentes.”En las noches del 13 y 14 de julio, los bomberos y la Policía en París sufrieron 180 ataques, de los que varios lo fueron con bombas caseras”, explica Emmanuel Gravello, subsecretario adjunto del Sindicato Alliance Police National. “Esto es el doble que el año pasado. Por lo tanto, queremos estar equipados con ropa ignífuga para trabajar de forma segura”.

(La Tribuna del País Vasco)