Representantes del PP y de Vox sellan el acuerdo para el cambio de gobierno en Andalucía (Okdiario)

AR.- Entre el clamoreo monárquico y el jubileo republicano. Así se acostó y se levantó España la noche del 13 y la mañana del 14 de abril de 1931. No fue la primera vez en la historia española que se registró un bandazo ideológico sin solución de continuidad. No suele fallarles a los españoles el fervor ideológico en los momentos decisivos. Lo que suele fallarles son los principios. A muchos les ha sorprendido que este medio los haya mantenido a flote en el asunto de Vox cuando lo más fácil habría sido engancharnos al tsunami de oportunistas adhesiones que se han registrado en las ultimas semanas. Frente a los lectores de AD que no han sabido captar nuestro compromiso editorial con las ideas que refuerzan nuestras convicciones morales, más allá de modas y modismos, ¿refuerza nuestra tesis la asombrosa contradicción de lanzar un  órdago a lo grande para ir de farol al día siguiente?

Un sabio lector de AD lo ha explicado mejor de lo que yo sería capaz. Así lo ha dejado escrito:

“No he conseguido ver de Juan Manuel Moreno del PP un solo discurso basado en valores morales. Solo habla de ‘cambio’, lo mismo que decía el corrupto terrorista de Estado Felipe González en los años 80. Discursitos patéticos extremadamente débiles y superfluos. Con tipos así el PP se irá consumiendo como una vela.

“Y VOX, inexplicablemente, ha cedido en sus líneas rojas más importantes cuando no lo necesitaba pues podían haber forzado a nuevas elecciones donde obtendrían muchísimos más votos. Y lo más grave: no explican por qué de esa bajada de pantalones cuando no lo necesitaban. Es decir, que VOX ha cometido el gran pecado mortal de la democracia que Sócrates señalaba: DEMAGOGIA.

“VOX no es el partido que salvará España pues es un identitario débil, demagogo pactista y que no señala con el dedo a la raíz de los problemas y quiénes están detrás de todo en las sombras, entre otras cosas. Simplemente son una pequeña bocanada de aire fresco después de tanto estrangulamiento y que en parte gracias a ellos la gente vuelve a denunciar con menos miedo algunas cosas que ya no se atrevían.

Después de VOX tendrán que aparecer al menos dos partidos nuevos que serán un poco más identitarios que VOX, tengan menos miedo y sean más enérgicos para defender sus líneas rojas políticas sin bajada de pantalones. A partir de ahí estaremos en condiciones en recuperar nuestro país de las garras de esta zorra judeomasónica llamada UE y de nuestros traidores”. (Fin de la cita)

Podría hoy apelar al transcurrir de los acontecimientos en las últimas 24 horas como juez inapelable que nos vuelve a dar la razón sobre los raquíticos principios de los principales líderes de Vox, pero no lo haré. Convendría que la tropa que ha convertido el jaleado y alabado identitarismo en papel recomido por las ratas que se sirven en su nombre, reconozcan al menos que no andábamos tan desencaminados al no rendirnos al proyecto que nació como si fuera un niño adulterino con espina bífida en su versión más grave y genética herencia aznarista.

No puede haber un cambio de rumbo de la situación española sin renunciar antes al nutriente del que brotan nuestros principales males en el orden político, económico, social y moral. Sin un expreso rechazo a la Unión Europea y a la Constitución de 1978, no son creíbles las propuestas encaminadas a detener nuestro viaje al borde del precipicio. No son creíbles las propuestas defensoras de la expulsión de inmigrantes sin defender al mismo tiempo nuestra desvinculación de la política común de inmigración en la Unión Europea, sellada en los Tratados de Roma.

No son creíbles las propuestas contra el modelo autonómico sin abdicar de la Constitución que lo hizo posible. No se puede sanar al enfermo sin un diagnóstico ajustado a su verdadera dolencia. Los males que nos aquejan en materia territorial, institucional, funcional, parlamentaria y de crispación provienen de aquel desajustado y contradictorio texto constitucional, que introdujo el virus taifal de un sistema autonómico incoherente.

Si era poco el galimatías interpretativo facilitado por el texto constitucional, el Titulo VIII que consagraba el Estado de las Autonomías con unas privilegiadas y otras a remolque dinamitaba los cimientos del Estado y creaba una dinámica cancerígena invadiría de metástasis el entero entramado institucional y daría a los partidos dominantes patente de corso para pasarse la Constitución por el arco de triunfo, tantas veces en connivencia con el sometido y politizado Tribunal Constitucional.

Tengo para mí que al final todo este lío del cambio de gobierno en Andalucía a quien beneficiará a medio y largo plazo es al doctor Pedro Sánchez, ignoro si en  estrecha relación o no con la estrategia del Nuevo Orden Mundial al que se debe.

De entrada, la pérdida del poder para Susana Díaz permitirá a Sánchez liberarse de su rival interna hasta ahora más poderosa y actuar en la federación más importante del partido, que es a la vez en la que menos presencia tiene la dirección federal.

Por otra parte, oponerse a las leyes de género no es coherente si no se explica claramente su naturaleza injusta, arbitraria y contraria también a las mujeres defensoras de una igualdad real. AD lo lleva haciendo durante años con los mejores expertos y puede que esa sea la razón de que nuestros lectores estén tan de acuerdo en la exigencia de revocar una ley que coarta algunas libertades básicas. Pero cuando las propuestas no se explican y quedan solo en declaración de intenciones, se le permite a esta gentuza de la izquierda domeñar el gen totalitario inseparable de los mediocres anclados en el sectarismo. Esto va a permitirle a Sánchez activar el efecto movilizador de las mujeres en los próximos comicios electorales. También del miedo a la derecha de un sector de la población, que no es monolítico en su base, pero que en el ámbito de los prejuicios ideológicos conserva las mismas taras españolas de siempre.

Y sin duda, la maquinaria propagandística de la izquierda se empleará a fondo para que sus potenciales votantes interioricen el conchabado de Ciudadanos con la “ultraderecha”. Si tenemos en cuenta al millón de electores que fluctuó del PSOE a Ciudadanos en los últimos comicios generales, no sería difícil que ahora vuelvan a refugiarse en la casa aladrillada de Sánchez, a salvo del lobo feroz.

Conclusión: A cambio de casi nada, Vox ha tenido que renunciar a sus principales objetivos políticos, los que le granjearon el apoyo de 400.000 irreductibles votantes andaluces, para que Juan Manuel Moreno Bonilla, mediocre y gris donde los haya, vea coronado su sueño de ser presidente de Andalucía en coalición con el partido que sigue a rajatabla el proyecto de ingeniería social de las élites globalistas. Muchos votantes damnificados deja en el camino la operación del cambio en Andalucía. Quizás se entienda por qué Pedro Sánchez no ha perdido la sonrisa.