¡Ojo con el lastre que van soltando algunos partidos y que están acabando en Vox!

Tenemos uno especialmente llamativo, al servicio permanente de las cloacas del Estado. Durante años ha fardado de camisa parda y ahora sueña con ser el mayordomo de Bardají, con mandil y todo. Es fácil reconocerle. Es un charnego acomplejado que presume de hablar catalán en la intimidad. Uno de tantos.

Lo vimos en una ofenda floral a Rafael de Casanova tatareando Els Segadors. El bujarra ha pasado del “Yo tenía un camarada” a tatarear el himno de guerra que un español bien nacido no tatarearía nunca. Mala fuente de la que brotan procelosas aguas. Suele contorsionar los ojos cuando habla, tratando de imprimir solemnidad a sus naderías. Apuesto todo a nada a que pronto lo veremos en el Muro de las Lamentaciones con la kipá bien ceñida, arrinconada la camisa parda en el desván de los sueños perdidos.

Esta es la gente procedente del charneguismo y que, de la forma machadiana, tanto ha apestado la tierra catalana. Yo de Santiago Abascal me cubriría las espaldas. Y la cartera. Con gente como esta no necesita buscarse enemigos fuera.