La planta de cannabis es la única especie vegetal que genera cannabinoides, productos orgánicos que activan los receptores cannabinoides del organismo humano. Existen más de 60 tipos de este producto químico que se extraen del cannabis los cuales tienen diversas propiedades terapéuticas. El cannabidiol (CBD), uno de los principales componentes de esta planta, es la variedad que más aplicaciones medicinales tiene, como se puede comprobar aquí. Esto se debe a que es un cannabinoide no psicoactivo. Su uso médico ha sido aprobado por muchos países, entre los que destacan: Bélgica, Austria, Italia, República Checa, Polonia, Macedonia, Croacia y Alemania.

El aceite de CBD es una de las mejores formas de aprovechar los beneficios terapéuticos del cannabis. Es además la presentación que se encuentra con más frecuencia en el mercado. No obstante, hay otras formas de consumir el CBD: por medio de vaporizadores que permiten emular la experiencia de fumar sin sus efectos secundarios.

El CBD y el THC (tetrahidrocannabinol) son los dos componentes principales del cannabis. El THC estimula de forma directa los receptores CB1 y CB2 del sistema endocannabinoide, mientras que el CBD funciona de manera distinta, interactuando con otros receptores como la serotonina y la adenosina. Esta diferencia de comportamiento se traduce en los distintos efectos que producen: el THC origina efectos psicoactivos, alteraciones de algunas partes del sistema nervioso central que ocasionan cambios en sus funciones; el CBD no tiene tales efectos psicoactivos.

Cómo funciona el CBD

La Organización Mundial de la Salud ha admitido, en un comunicado publicado el 14 de diciembre de 2017, que el CBD es una sustancia segura y que es bien tolerada por el cuerpo humano. La comunidad científica reconoce su poder analgésico y antiinflamatorio, y los profesionales de la medicina la prescriben como tratamiento paliativo del dolor en tratamientos contra el cáncer, la artrosis o la artritis reumatoide. Por otra parte, enfermos como los de esclerosis múltiple se benefician de sus cualidades neuroprotectoras y regeneradoras.

El CBD también se ha mostrado eficaz en algunos casos graves de epilepsia refractaria, especialmente en niños con síndromes de Dravet, de West o de Lennox-Gastaut, que no responden a los medicamentos tradicionales. Este cannabinoide tiene propiedades anticonvulsivas que reducen la frecuencia y la intensidad de las convulsiones de dichos pacientes. Aunque el CBD no cura estas enfermedades, mejora la calidad de vida de las personas que las padecen.

Otro de los efectos terapéuticos del CBD es su carácter antidepresivo y ansiolítico, siendo su uso fundamental en algunos tratamientos a pacientes con problemas de salud mental. Sus cualidades ayudan a prevenir y tratar la depresión, el estrés, la ansiedad y otras enfermedades mentales.

El CBC ha revolucionado muchas tratamientos en diversos campos de la medicina. Ahora puede ser usado, con precaución, por el público en general ya que es legal y además no necesita receta para su adquisición. Esperamos haber motivado al lector a conocer más sobre este benéfico producto.