Por Laureano Benítez Grande-Caballero.- Sin creerme ningún profeta, ni oráculo o adivino, me atrevo a asegurar que, en un futuro no muy lejano, alguien escribirá una novela distópica llamada “2018”, trasunto de la famosa obra “1984”, de George Orwell. Y ya pueden imaginarse dónde ubicará esta obra la sociedad que describe —por llamar de alguna forma una colectividad amorfa de borregos adocenados en los apriscos mediáticos—. Claro: España.

“España 2018”, orwelliana sometida a una manipulación de la información, a una represión de la libertad de pensamiento, y a una vigilancia policial que son la más viva materialización del apocalíptico horror que describía el novelista inglés —quien en su novela denunciaba el terror totalitario del estalinismo, que había descubierto durante su participación en el bando rojo de nuestra Guerra Civil, mira por dónde—.

Cualquier parecido de su ficción novelesca con la realidad española de hoy no es en absoluto ninguna coincidencia, pues ya tenemos prácticamente ultimado el “Ministerio de la Verdad” —dedicado a manipular la historia para que coincida con la versión oficial elaborada por el Estado— contamos con nuestro Gran Hermano —George Soros, omnipresente chambelán de la España “Mad Max” que padecemos, gran maestre de la secta de Bafomet—, pronto se instalarán las «Habitaciones 101» donde torturar a los disidentes —es decir, las chekas—, y, con la detención del periodista Armando Robles por manifestar su postura contraria a la islamización de España acabamos de estrenar la “Policía del Pensamiento”, la “Thinkpol”, descendiente directa de la KGB, de la “Stasi”, y la republicana “Guardia de Asalto”. Es decir, que ya tenemos todo el escenario montado, el perfecto “Monopoly” para que España se abisme en las catacumbas del totalitarismo orwelliano, en el “mundo feliz” de cualquier país bolivariano o caribeño.

En “1984”, se arresta a los ciudadanos que piensan cosas que van en contra de la ideología oficial, llamada “Socing” —“socialismo”, vaya coincidencia—, justo lo que ha sucedido con Armando Robles, protomártir de la libertad de expresión, víctima en calidad de primicia del “thinkpol” frentepopulista que ya ha enseñado con este acto despótico su garra estalinista. “Crimental” o “pensacrimen”, es el delito del conocido patriota, insobornable defensor de la verdad, francotirador en unos medios de comunicación apestosos de globalismo apesebrado, cuyo hedor llega a Marte… y más allá.

Y parece que Orwell está describiendo el 2018 de España, cuando explica que el “Socing” tiene como único fin obtener poder y mantenerse en él eternamente, para lo cual manipula la realidad con sus “telepantallas», a través de la cual lava el cerebro de la gente.

Manipulación que frecuentemente no consiste en cambiar las realidades que no cuadran con la ideología del “Socing”, pues por lo general la estrategia consiste en ignorarlas, en su no-información. Por ejemplo, referido al campo de las opiniones sobre la inmigración —asunto por el que detuvieron a Armando— ¿sabemos realmente cuántos de los crímenes de la violencia de género son perpetrados por inmigrantes? ¿Sabremos alguna vez cuántas “manadas” de inmigrantes cometen actos aborrecibles contra la dignidad de la mujer, sin que trascienda esto en los medios? ¿Nos dirán alguna vez las estadísticas oficiales cuántos abortos se deben a las mujeres inmigrantes? ¿Informarán de en cuántas mezquitas se predica el salafismo yihadista? ¿Tendremos algún día acceso a saber qué cuantía de las ayudas sociales van a parar a los inmigrantes con preferencia antes que a los españoles, que somos quienes pagamos los impuestos?

De todas estas cosas ha hablado largo y tendido Armando Robles, y ahí es donde ha venido la “thinkpol”, a amenazarle con “habitaciones 101”. He afirmado en más de un artículo que vivimos en una “dictacracia”, en una dictadura que se extiende hasta la profanación de las tumbas, pues no hay poder más absoluto que humillar a los cadáveres de los que se oponen al “Socing” luciferino, y la persecución a Armando —que ya ha sido llamado a declarar en varias ocasiones— es ya una clara muestra de que la caza del disidente ha comenzado, pergeñada y dirigida desde un gobierno frentepopulista que tiene como presidente real a quien ustedes ya saben, a ese “Gran Hermano” que está incluso por encima de Soros.

Damas y caballeros… españolitos “proles” —como nos llamaría Orwell—, con el acoso a Armando Robles ya lo hemos conseguido: Bienvenidos a “2018”.