El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza y la francesa Lea Vicens salieron hoy a hombros en el cierre ecuestre de la feria de San Mateo de Logroño, una tarde en la que el jinete navarro marcó la diferencia, con una actuación colosal, sobre todo en su primer enemigo.

Pablo Hermoso corroboró el dicho de que los “viejos rockeros nunca mueren”. El veterano jinete estellés estuvo cumbre con ese primero de corrida, al que cuajó una faena magistral, sobre los mimbres de la pureza y la más clásica acepción del toreo a caballo.

El toro, bravo y extraordinario, fue parado a la perfección sobre “Manizales”, una yegua con la que se lo dejó llegar mucho. Con “Berlín” llegó lo verdaderamente grande, enganchando a los tendidos con un milimétrico y emocionante toreo a dos pistas, recorriendo todo el anillo, e, incluso, ensayando las “hermosinas”.Con este mismo caballo clavó banderillas muy reunido y arriba.

Un final sobre “Gaiato”, con el que clavó tres cortas, fue el perfecto corolario a una labor perfectamente rubricada en la suerte suprema, entrando muy de frente, muy puro, para enterrar el rejón y hacer rodar al astado sin puntilla. Dos orejas sin discusión.
Otra más cortó del cuarto, con el que volvió a brillar con un rejoneo sobrio y sin alharacas. Con “Extaño” toreó muy despacio y puso banderillas con muy buen estilo. Con “Jánuca” tuvo que esforzarse más con un animal ya más venido a menos, como la propia faena, que tuvo un epílogo de dos cortas, bonitos adornos en la cara y otro rejonazo arriba-

Lea Vicens rayó también a buen nivel frente a su segundo, al que cuajó sobre todo con “Bético”, su caballo estrella, con el que hizo las delicias del respetable aunque la ejecución de las banderillas fueran más desajustadas y siempre a la grupa. Y es que después de la obra de Pablo todo lo que vino después parecía poco.

Varias “farpas” más sobre “Greco” y unos efectos especiales con “Deseado” calaron mucho en la parroquia que, a buen seguro, le hubieran pedido también las dos orejas de no haber pinchado antes del rejón final. Cortó solo una.

En el quinto sí logró el doble trofeo Vicens por otra faena tan explosiva como desigual, pero que, igualmente, contó con el beneplácito de la triunfalista parroquia logroñesa, que vibró, sobre todo, con los “efectos especiales” de la francesa y, sobre todo, con “un violín” sobre “Bético” de muy buena ejecución.

Guillermo Hermoso demostró que anda por muy buen camino. Tiene mimbres y mucho futuro. De casta le viene al galgo. Y una cuadra magistral (la de su padre). Con estos ingredientes el guiso de su primera faena fue de nota. Destacó con “Brindis”, con el que clavó al pitón contrario, y, sobre todo, con “Disparate”.

Con este caballo puso la plaza en ebullición con los galopes, cambios por los adentros, batidas de pitón a pitón y hasta “hermosinas”, atacando con mucha suficiencia también con los palos. Un par de cortas a dos manos sobre “Pirata” fue ya el acabose. Sus reiterados fallos con el descabello le hizo perder las orejas.

El sexto fue el garbanzo negro del envío, un novillo más complicado por reservón con el que Guillermo anduvo mucho más desigual en una faena intermitente, pero en la que volvió a destacar con otro par de cortas a dos manos sobre “Pirata”. Nuevamente se mostró errático en la suerte suprema y recibió otra ovación.