El nuevo Sócrates
Luis Ventoso.- De Sócrates no nos ha llegado línea. Pero su eco perdura gracias a discípulos coetáneos que recogieron su pensamiento. Platón divulgó la más célebre máxima del maestro ateniense: «Yo solo sé que no sé nada», aserto que invita a buscarle una vuelta a las cosas, a no fiarnos de las primeras impresiones. Sócrates fue forzado a tomarse su cicuta en 399 a.C. Un pensador así no aparece cada miércoles. Pero hoy Sánchez Pérez-Castejón, doctor en Economía por la afamada Universidad Camilo José Cela, concejal de Madrid hasta 2009 y hoy presidente por accidente, está reverdeciendo el legado socrático. Lo que Sócrates dijo de palabra -«solo sé que no sé nada»-, Sánchez lo está convirtiendo en obra con cada andanza del Gobierno bonito, de progreso, paritario, exhumador y con freno y marcha atrás. El último hito ha sido el giro ante la querella del caído en Waterloo contra Llarena. El reflejo espontáneo de Sánchez fue dejar vendido al juez que ha defendido a España frente a los golpistas, no mover un meñique y negarle el apoyo del Estado, pues la primera máxima de Sánchez es no molestar a los aliados xenófobos que lo sostienen. Pero la felonía era tan gruesa que jueces y fiscales protestaron. Así que Sócrates Pérez-Castejón aplicó su máxima -«solo sé que no sé nada»- mudó de idea y respaldará a Llarena. Hay más entregas del serial:
-Somos los más buenos y progresistas de Europa, de Estoril a los Urales, y recibiremos con cortejos ministeriales y nubes de cámaras de televisión a todos los barcos de onegés que lleguen a nuestros puertos. Giro: ya no admitimos más barcos, porque el gesto fue un patinazo que disparó el aluvión.
-El maligno Mariano devuelve en caliente a los inmigrantes y puso concertinas en las vallas (en realidad las instaló Zapatero, pero les da igual). Eso se acabará con el Gobierno bueno, exhumador y de progreso. Resultado: descontrol en la valla, agresiones con ácido a los guardias españoles, centros desbordados. Giro: devoluciones en caliente a tope y reforzamiento de la frontera (que no será con macetas de margaritas).
-Torra «es como Le Pen», un ultra xenófobo, y yo estoy con el Estado y apoyo el 155. Giro: sin los votos de Torra me quedo sin Moncloa, así que pelotilleo al xenófobo y vendo a España por mi poltrona.
-Convocaré elecciones, liquidaré la reforma laboral, le calzaré un impuestazo a la banca, arreglaré en un volao la financiación y erradicaré la economía «austericida» de Rajoy. Giro: elecciones ni de coña, me como con patatas la reforma laboral, aparco el impuestazo porque los jefes del Ibex me han dado una colleja, reconozco que la financiación me supera y gobierno con los presupuestos cruelmente «antisociales» de Montoro.
-Hay que regenerar la vida pública, traer transparencia y limpieza a nuestras instituciones. Giro: asalto por decreto a RTVE para que me adule; viajo en avión militar para irme de fiestuqui con Bego (y me niego a divulgar cuánto costó el alarde) y bato el Guinness de Enchufismo.
Resumen: solo sabe que no sabe nada.
Es don donde digo digo, digo diego, con el objetivo no de gobernar si no de perpetuarse, actua según siente la ocurrencia, pero en esto es en lo único que ha sido constante desde que dijo que sería presidente, hará lo que sea para seguír agarrado a la teta,
James Carville asesor de Bill Clinton pasó a la historia por su famosoa frase ¡es la economía estupido!. Pues con Pedro Sánchez lo mismo pero al revés ¡es la pólitica estupido! (dicho sea sin animo de ofender) .Pedro, vira según su conveniencia y si Torra ayer fue malo pues hoy es bueno. Tampoco se puede decir que tal forma de actuar sea novedosa ni que Pedro haya sido el que la inventó.
¿Y él ya sabe que no sabe nada?