Pedro Sánchez saluda a una simpatizante del PSOE en Vitoria (El Español)

Por José L. Román.- Hay quien rápidamente restó importancia a que limpiaras tu mano, después de tocar las de varias personas de raza negra durante una campaña electoral. Pero te advierto que a mí no me engañaste. Fue uno de esos gestos que ponen como blanco sobre negro tu demagogia y tu falso discurso: “Haz lo que yo diga pero no lo que yo haga”. Por lo tanto, Pedro Sánchez, no me la colaste, ¡pájaro!

Pero dime, ¿quién te ha encomendado la misión de destruir España? ¿Han sido los mismos que designaron a Zapatero en 2004, y ahora lo han seleccionado como bufón de Maduro? ¿O quizás han sido los mismos que sostienen desde Europa la farsa en Cataluña y se niegan a entregar a los fugitivos golpistas?

Sea como fuere, lo que queda meridianamente claro es que a ti te importa bien poco España como nación; te importa un bledo la corrupción política, los recortes, el desempleo, los impagos, la delincuencia común, el separatismo vasco y catalán, los desahucios, las calamidades familiares, la amnistía encubierta para terroristas y asesinos en serie, los cierres de empresas, el fallecimiento masivo de ancianos por desnutrición y falta de atención primaria, y las perspectivas sobre un futuro incierto para los españoles.

A ti, Pedro Sánchez, lo único que te importa, lo que verdaderamente te preocupa agarrarte a la política para ser alguien en la vida. De lo contrario, no llegarías ni a ser presidente de una comunidad de vecinos. Me estoy refiriendo a lograr un sitio en el pesebre antes de que se celebren elecciones. Un lugar en la ubre del Tesoro Nacional que te asegure el futuro.

He de recordarte, Pedro Sánchez, que hasta el cargo que ocupas como secretario general de tu partido, lo conseguiste a raíz de un verdadero fraude. Y me explico. Desde el momento que tu partido, como institución artificial, se sostiene con dinero público, no son las bases del partido las que deberían elegir a su secretario general, sino los contribuyentes españoles en su conjunto, que son en definitiva los que a través de sus impuestos sostienen a partidos, sindicatos, etc.

Tú, Pedro Sánchez, eres peor que Zapatero, lo que sucede, es que no vas a tener la oportunidad de demostrarlo. Tus ansias de poder no se derivan del afán por servir al bien común, sino a tu propio bienestar y en busca de un futuro económico lleno de posibilidades.

Veo que sabes emular a muchos otros de tu propio partido, por ejemplo a Patxi López. Un inútil sin historial laboral ni académico, y al que le bastaron, gracias a los votos del PP, cuatro días en la presidencia del gobierno vasco y otros cuatro como presidente del Congreso, para adquirir el derecho a una paga vitalicia que para sí quisiera por ejemplo, cualquier cirujano cuya dedicación a la investigación y al estudio han logrado salvar miles y miles de vidas.

Qué bien aprendiste la lección de tus antecesores, Pedro Sánchez. Sobre todo, la impartida por Zapatero tras su paso por el pesebre. El ahora bufón de Maduro, que llegó a la presidencia del gobierno en tren de cercanías, no ha dado puntada sin hilo en su lección magistral para explicarte como destruir España desde dentro del sistema.

El siniestro personaje de la “memoria histérica” ha sido tu mejor mentor a la hora hacer hincapié en algo de suma importancia para ti y tu futuro, que el Real Decreto 405/1992 del 24 de abril establece el Estatuto de los ex presidentes del Gobierno, y un sueldo vitalicio que en estos momentos, según lo fijado en los Presupuestos Generales del Estado, es de 79.336 euros brutos al año. Además del salario, el Real Decreto establece en su artículo 3 que los ex presidentes tendrán derecho a contar con dos funcionarios (un asistente personal y un secretario), con una dotación para gastos de oficina, atenciones de carácter social y, en su caso, alquiler de inmuebles, un automóvil con chófer y escolta de seguridad. Y, como último apartado en los dispendios a recibir, podrá viajar gratis a donde quiera. Así lo dice el artículo 5, que establece que los ex presidentes tendrán pase libre “en el transporte aéreo, marítimo y terrestre.

De ahí se desprende tu obsesión por llegar a presidir el gobierno de la nación al precio que sea. Lo que no obsta, para que podamos imaginar también de lo que serías capaz con el poder en la mano, y con toda persona, medio, o formación política de distinto pensamiento al tuyo.

¡Ah! Y por supuesto, la potestad que te otorgaría el cargo para iniciar una “colocación” masiva en la función pública de cientos de miles de tus palmeros para sostener el granero de votos. De este modo afianzarías a tu partido en el poder por los siglos de los siglos hasta que las ranas criasen pelo. O sea, lo mismo que ha hecho Maduro en Venezuela, o lo que persiguen con especial énfasis Pablo Iglesias e Irene Montero.