Albert Rivera, en un campo de refugiados en Grecia.

Edurne Uriarte.- Mariano Rajoy ha debido de saber o intuir la jugarreta que le tenía preparada Rivera hoy y se se le ha adelantado con el adjetivo de “aprovechategui”, es decir, aprovechado y oportunista. Porque la decisión de Rivera de retirar su apoyo al Gobierno en el 155 no parece ningún calentón producto del rifirrafe parlamentario. Si fuera así, estaríamos ante un líder de carácter infantil incapacitado para gobernar.

Lo que parece es un nuevo cálculo político oportunista de Ciudadanos ante lo que parece inminente investidura de presidente en el Parlamento catalán y consiguiente formación de Gobierno y, por lo tanto, retirada del 155. Ahora que el 155 está a punto de ser suspendido, Rivera retira su apoyo y esto le permitirá contar en los próximos meses que la crisis vivida estos meses y el previsible desbarajuste del Gobierno catalán que viene fueron culpa de un 155 mal aplicado por el Gobierno de Rajoy.

Es decir, la decisión de un oportunista. ¿Una decisión que seguirá siendo premiada por los votantes, como en todas las encuestas publicadas hasta ahora, la última, la de ayer? ¿O que llevará a esos ciudadanos a exigirle que su partido, ganador en Cataluña, comience a hacer algo allí en lugar de exigir las responsabilidades y las soluciones al Gobierno central? ¿Y que el “voto inútil” a C’s en Cataluña, como certeramente lo calificaba ayer Ramon Pérez-Maura en este periódico, sea útil de una vez?