Área Sacristán.- 4.1.- La dimensión nacional de la seguridad y defensa: establecidas en el artículo anterior las diferencias entre los conceptos de seguridad y defensa, abordaremos ahora su “dimensión nacional”. Decíamos que la primera aproximación al concepto de “defensa nacional” lo podemos llevar al principio del Siglo XIX con la creación del servicio militar obligatorio o lo que es lo mismo “los ejércitos nacionales”. Pero no es éste el sentido que hoy tiene este adjetivo para la seguridad, como hemos visto anteriormente, que va más allá de lo puramente estratégico-militar y que tienen un marcado carácter multidisciplinar. Así el Sr Garrido Rebolledo establece: “toda definición del concepto de “seguridad nacional” debe tener en cuenta los factores no previsibles (el impacto de los factores no militares en la seguridad) y que de una forma subjetiva, provocan inseguridad en los Estados y en sus ciudadanos, condicionando los objetivos de “seguridad nacional” y las medidas a adoptar en el contexto de la “política nacional de defensa”.

Además, cualquier definición del concepto “seguridad nacional” debe considerar no sólo los intereses nacionales de seguridad (que conforman las aspiraciones básicas del Estado en el orden internacional y son el fundamento del bienestar y la prosperidad de sus ciudadanos y que, llegado el caso, justifican el esfuerzo de la defensa), sino también los cambios en el escenario estratégico internacional…”, de aquí las estrategias de los independentistas catalanes más radicales de “islamizarse”.

4.2. Los Intereses Nacionales de Seguridad

Es decir, en esa dimensión multidisciplinar de la seguridad nacional es necesario aplicarla para preservar los “Intereses Nacionales de Seguridad”. Estos intereses que se definieron en la Revisión Estratégica de la Defensa y en la Estrategia Militar Española, se entiende como aquellos que, por su particular importancia, merecen, si llega el caso, un esfuerzo de defensa y se dividen en tres tipos: vitales, estratégicos y Otros Intereses de Seguridad.
Intereses Vitales son los que España está dispuesta a proteger y, llegado el caso, a defender ante cualquier riesgo o amenaza, por afectar a la supervivencia de la Nación:

-La soberanía, independencia e integridad territorial de España, y el ordenamiento constitucional.

-La Libertad, la vida y la prosperidad de los españoles.

Intereses Estratégicos son aquellos que, por contribuir decisivamente a la garantía de los intereses vitales, son de particular importancia y reciben particular atención de nuestra Política Exterior. Se derivan fundamentalmente de la situación geográfica y condición marítima de España.

Otros Intereses Nacionales de Seguridad de diversa índole derivados del lugar que ocupa España en la comunidad internacional, de su sentido de solidaridad, de su contribución a la causa de la paz y la libertad, y de su relación con las naciones de la misma comunidad histórica y cultural.

Resumiendo, se podría dividir en dos grandes bloques: un primer bloque es el que tiene relación con la defensa del territorio y el ordenamiento constitucional, así como con la misión de asegurar la seguridad y el bienestar de los españoles, tema tabú para los profesionales de la milicia; el otro, derivado de la solidaridad con nuestros socios y aliados, recoge los esfuerzos para contribuir a la estabilidad y paz internacionales, mostrando la firme voluntad de participar en aquellos escenarios que requieran su presencia, dentro de la legalidad internacional y en la medida que lo permitan nuestras posibilidades y recursos. Los dos primeros, por afectar a la propia supervivencia de la nación, tienen una repercusión fundamental en la definición de las estrategias de seguridad y defensa, a las que las FAS españolas contribuyen de forma permanente con su presencia y preparación, formas pasivas de contribución, pero que no aparecen ni explicita ni implícitamente en la Estrategia de seguridad española de 2011 ni en la revisión de 2013 a excepción de un lánguido párrafo de “simpatía” hacia las víctimas del terrorismo de ETA, que es el efecto y no la causa del problema ni en la de 2017.

4.3. Los pilares básicos de la Defensa Nacional

Del mismo modo debemos entender la defensa nacional, como algo más amplio que excede del ámbito puramente militar, y que podríamos afirmar se apoya en tres pilares básicos: la cohesión interna, la acción exterior y las fuerzas armadas:

La cohesión interna, que se debe poner en entredicho en nuestra Nación, permitirá, no sólo definir adecuadamente los intereses nacionales de toda índole, territoriales, económicos, culturales, etc, sino la concurrencia de las voluntades y esfuerzos a un mismo fin.

Identificados los intereses, la acción exterior, permitirá aplicar el esfuerzo en las áreas geográficas donde mejor puedan ser preservados, lo que orientará la política de alianzas y la cooperación internacional hacia las naciones con los que compartimos intereses o tenemos lazos históricos y culturales comunes.

Como parte de la acción del Estado, las Fuerzas Armadas es el instrumento con el que cuenta el Gobierno, como representación máxima del pueblo español, para garantizar la defensa de los intereses nacionales. Mientras que en la anterior Ley Orgánica de la Defensa Nacional, ésta quedaba claramente definida, con la aprobación de la LO 5/2005 de la Defensa Nacional no incluye ninguna definición explícita. No obstante se puede considerar que ésta queda definida de una forma implícita al establecer en su Artículo 2 la finalidad de la política de defensa: “La política de defensa tiene por finalidad la protección del conjunto de la sociedad españolas, de su Constitución, de los valores superiores, principios e instituciones que en ésta se consagran, del Estado social y democrático de derecho, del pleno ejercicio de los derechos y libertades, y de la garantía, independencia e integridad territorial de España. Asimismo, tiene por objetivo contribuir a la preservación de la paz y seguridad internacionales, en el marco de los compromisos contraídos por el Reino de España”.

En este marco de seguridad y defensa nacionales, la concepción estratégica española requiere la identificación y evaluación de una serie de riesgos y amenazas que se agrupan en dos tipos de desafíos: los compartidos con nuestros aliados, gestionados en las organizaciones y alianzas de las que España es miembro, y los específicos nacionales a los que España debe responder con sus propias capacidades. Entre los primeros se pueden citar el terrorismo internacional, la proliferación de armas de destrucción masiva y sus medios de lanzamiento, la delincuencia organizada de carácter transnacional, los estados fallidos y los conflictos regionales, los movimientos migratorios incontrolados, la interrupción del suministro de recursos básicos, las catástrofes humanitarias y la degradación medioambiental. Entre los que específicos nacionales se pueden incluir el terrorismo interno, las reivindicaciones territoriales sobre Ceuta y Melilla e islas y peñones de soberanía y las intenciones soberanistas de Cataluña y Vascongadas.

*Teniente coronel de Infantería y doctor por la Universidad de Salamanca.