De veras
Ignacio Camacho.- El lenguaje de ETA se ha vuelto líquido, buenista y relamido para envolver su cinismo en una pátina posmoderna, como si para dar forma a esta claudicación a plazos hubiese fichado a algún escribidorcillo con ínfulas de poeta. Algo hemos avanzado: en vez de asesinar gente y escupir luego sobre sus tumbas agravando los crímenes con ofensas, ahora imposta la banda una contrición mojigata, ondulante, afectada, edulcorada con una prosa de cursilería farisea. El discurso, por llamarlo de alguna manera, es el de los otegis y demás terroristas reconvertidos en santurrones que pretenden despachar el holocausto pidiendo perdón por las molestias. No se trataba de nada personal, «lo sentimos de veras», era cosa de la lucha armada y tal pero ya no tiene arreglo, de modo que vamos a llevarnos bien y a hacer borrón y cuenta nueva. Y una mmm… mierda. Si se quieren rendir que se rindan de una vez, pero sin insultar nuestra inteligencia.
Porque, vamos a ver, qué es eso de la disculpa selectiva «a los ciudadanos y ciudadanas sin responsabilidad alguna», menuda jeta. ¿Es decir, que había víctimas que sí tenían responsabilidad y están por tanto bien muertas ¿Con qué clase de desfachatez pretenden que nos traguemos esa monserga? ¿De qué eran responsables Ernest Lluch, Miguel Ángel Blanco, Fernando Múgica, Tomás y Valiente, López de la Calle o Fernando Buesa? ¿De qué Gregorio Ordóñez, el doctor Cariñanos, el matrimonio Jiménez Becerril o el concejal Carpena? ¿O es que sólo se arrepienten, en el dudoso caso de que realmente se arrepientan, de haber matado a los clientes de Hipercor, a los hijos de los guardias de Zaragoza y Vic, a los daños colaterales (?) de su maldita y unívoca guerra? ¿Y los militares? ¿Y los policías? ¿Y los empresarios? ¿Y los miembros de la judicatura y de la prensa? ¿Ha habido muertos de segunda y de primera? ¿Pero qué broma es ésta? ¿Quién ha redactado esa basura siniestra? ¿En serio creen que alguien en sus cabales puede aceptar unas disculpas tan torticeras?
Pero aún hay más desvergüenza, pasen y vean. Todavía se permiten sentir «lástima» porque la sociedad democrática dé prioridad a la batalla del relato frente a la amnesia. Y presumir de «empatía respecto al sufrimiento causado» por su propia violencia. Qué extraordinaria sensibilidad, qué exquisita delicadeza. Resulta que estábamos ante unos caballeros y no nos habíamos dado cuenta.
Quedan alrededor de 300 atentados -197 mortales- por aclarar, y quedan 857 lápidas, cientos de heridos, miles de familiares con las vidas deshechas. Queda la memoria de un crimen de lesa humanidad, moralmente imprescriptible, un designio totalitario de sangre y fuego que no tiene derecho a la indulgencia. Y después de haber perdido nos hacen el favor de ofrecer, tarde y mal, unas excusas abyectas. Se las podían haber ahorrado porque de todos modos no los vamos a perdonar. De veras.
Cuando las provincias vascongadas estén limpias de perros traidores incluidos Urkullu y los encorbatados del parlamento vascongado, entonces, cuando no quede ni uno de esos engendros cobardes, y la bandera de Sabino solo sea un recuerdo, se habrá terminado. Hasta entonces, esto no ha terminado.
Esto del comunicado de la eta, no deja de ser una escenificación más de esa gigantesca alegoría que ha sido y es la historia de esa banda de asesinos. De todas las iniquidades que los políticos de esta infecta democracia viene cometiendo para con el pueblo español, esto último de la eta lo que viene a significar es que quieren que la gente termine de tragar con esa supuesta normalidad en la convivencia que se da a día de hoy en las provincias Vascongadas y parte de Navarra, tratando de ocultar el miedo y la falta de libertades públicas para… Leer más »
La justicia es una señora con los ojos vendados y una balanza en la mano. Cuando en una de los platos se pone una vida humana arrebatada, lo justo y proporcional es poner la vida del asesino en el otro plato. Es la única manera de que la balanza, la justicia a fin de cuentas, recupere el equilibrio perdido. Cualquier otra manera de entender la justicia puede ser arbitrariedad o prevaricación. Pero nunca jamás puede ser considerado justicia.
Yo también soy selectiva. Y por lo tanto, esas “disculpas” que ofrecen a los daños colaterales causados, sin “de veras” pedir perdón por el incalculable e irreparable daño causado a TODAS las familias, por TODOS los muertos, además de que no me sirve,, me ofende, me indigna y me reafirma en mi posición. Y si no, ¿a qué vieno lo ocurrido en Alsasua, eso de perros , fuera del país vasco etc, y la brutal paliza propinada , sin respetar ni siquiera a las mujeres por ser las novias de los policías?
No me puedo olvidar de Miguel Angel Blanco…