El modelo español de seguridad y defensa (I): posición geoestratégica española
Por Enrique Área Sacristán.- Para entender el modelo español de seguridad y defensa es necesario iniciar con un breve análisis de la posición geoestratégica española. España puede ser considerada como una nación eminentemente marítima cuyas costas se abren a tres mares: Mar Cantábrico, Océano Atlántico y Mar Mediterráneo; además se incluyen los archipiélagos balear y canario; y en su territorio se cuenta con las Ciudades autónomas de Ceuta y Melilla y las islas y peñones de soberanía.
Su posición privilegiada como puerta de entrada al Mar Mediterráneo, ha motivado que España haya sido un enclave geoestratégico de primer orden. Su proximidad al continente africano y su marcado carácter mediterráneo la sitúan como uno de los lugares en los que con mayor naturalidad han convivido durante siglos diferentes culturas, siendo un puente entre la cultura europea y las culturas procedentes de otros continentes.
En estas condiciones se puede afirmar que históricamente España ha reconocido tres grandes ejes de proyección: el europeo, el mediterráneo y el atlántico.
Respecto al primero de ellos, el eje de proyección europeo, no se trata sólo de un concepto geográfico, sino que Europa es también para España una identidad histórica, social y cultural. Europa no se entiende sin España, donde llegó a ser la primera potencia en el Siglo XVI, de la misma forma que España no se puede entender sin su dimensión europea. Desde su creación la Unión Europea ha sido un motor de cambio y progreso tanto en lo económico, como en lo político y social. España mantiene un activo papel en el desarrollo de la Unión Europea, considerando que como ente político debe desarrollarse en los aspectos económicos, sociales, políticos y de seguridad. Pero además España es un elemento clave en Europa por cuanto ejerce un notable papel para impulsar las relaciones de la UE con el mundo iberoamericano.
El segundo eje de proyección es el área mediterránea; este Mar ha tenido y sigue teniendo una gran importancia estratégica para España. Dentro de la unidad geoestratégica que se da en el Mediterráneo, donde los problemas y las tensiones se transmiten con facilidad, España considera que su cuenca occidental requiere una gran atención como espacio próximo y de características específicas. Nada de lo que suceda en este ámbito geográfico puede dejar de interesarnos.
El Mediterráneo, ámbito de relación entre pueblos vecinos a la vez que de conflictos históricos, acusa críticamente las tensiones económicas, demográficas y culturales que se producen en su entorno.
Por último y refiriéndonos al eje de proyección atlántica, España es un puente natural entre las dos orillas del Atlántico y está abierta a todas y cada una de las naciones americanas sobre la base de una leal cooperación de la mejor disposición a prestar su apoyo. En concordancia con los lazos históricos que España con Hispanoamérica, la presencia y cooperación en esa área no sólo es deseable para los intereses españoles, sino que es necesario, siendo claramente nuestra nación un puente entre Europa e Iberoamérica.
Conforme a lo que se determina en el preámbulo de la Directiva de Defensa Nacional 1/2004, la Política de Defensa española ha ido evolucionando adaptándose tanto a los cambios surgidos en la estrategia internacional como al desarrollo de nuestra sociedad, siendo a su vez consecuente con la cada vez mayor presencia de España en el mundo.
España, que con una población en torno a los 44 millones de habitantes y situada entre las quince naciones con un PIB mayor, es considerada como una potencia de nivel medio, sin embargo dedica para gastos de defensa un porcentaje en torno al 1 % del PIB, muy por debajo del dedicado por otras naciones de nuestro entorno. Las Fuerzas Armadas españolas tienen un tamaño reducido con unos efectivos máximos previstos fijados por Ley de 140.000 hombres y mujeres (50000 para Cuadros de Mando y 90000 para Militares Profesionales de Tropa y Marinería).
Ha sido siempre objetivo de los diversos Gobiernos la adaptación de las estructuras del Ministerio de Defensa y la modernización de las Fuerzas Armadas. De forma muy particular en los últimos años se ha venido haciendo un importante esfuerzo en la evolución del modelo, entidad, estructura y capacidades de los Ejércitos para dotarlos de la necesaria eficacia para dar respuesta a las necesidades de seguridad de nuestra sociedad.
España es miembro de Naciones Unidas y de la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), se encuentra integrada en la OTAN y forma parte de la Unión Europea, en la que participa de forma activa e importante en la Política de Exterior y de Seguridad Común (PESC) y en la Política Europea de Seguridad y Defensa (PESD). Así mismo, bajo la bandera de algunas de las organizaciones de seguridad y defensa referidas, las FAS españolas han estado o están desplegadas en distintos teatros de operaciones en Europa, Asia Central, Oriente Medio, África, Sureste Asiático y Centroamérica.
Con estos condicionantes se acentúa la necesidad de armonizar lo deseable con lo posible para de esta forma tratar de alcanzar unos fines, los intereses nacionales, con unos medios, materializados con los recursos nacionales, y unos compromisos de mutua defensa adquiridos con nuestros socios y aliados.
*Teniente coronel de Infantería y doctor por la Universidad de Salamanca
Podríamos, como potencia militar, hasta actuar indepenfientemente si no nos hallásemos tan vendidos a organizaciones supranacionales; pues, como usted bien dice, geografía, estrategia y fuerza las tenemos a nuestro favor. Pero la globalización se empeña en prostituirnos.