Turista en el Parque Güell

La ocupación hotelera en Barcelona cayó un 18% en el último trimestre de la ciudad como consecuencia de los episodios de turismofobia, los atentados yihadistas y muy especialmente la incertidumbre por la situación política en Cataluña. Según datos del Gremio de Hoteles de Barcelona presentados esta mañana, durante el «fatídico último trimestre» la facturación hotelera bajó un 8%.

La pérdida de este último semestre se debe especialmente a la bajada considerable del turista español y de los turistas anglosajones, sobre todo los que proceden de América del norte.

A pesar de la ocupación en la ciudad cerró el año el 80% gracias a las buenas cifras del primer semestre, cuando la tendencia en el sector era extraordinaria. También por la excelente primera parte del año, los hoteles han podido acabar 2017 con una nueva facturación de récord, de un 6% más.

«Ahora nos preocupa mucho el futuro de los próximos dos años», incidió Jordi Clos, el presidente del Gremio. Desde el sector se muestran especialmente en alerta por la tendencia a la baja del turismo de negocios, uno de los que reserva más a largo plazo y que dejan más gasto en la ciudad, dado la creciente preocupación de grandes ferias internacionales por venir a Barcelona.

«En muchas propuestas hemos pasado a estar excluidos», reconoce Clos, que constata la menor cantidad de peticiones para venir aquí. En este sentido, el Gremio ha exigido a las administraciones a implantar de forma urgente medidas que frenen el descenso del turismo en la y más recursos para relanzar la marca Barcelona.