El bochorno de Puigdemont
Xavier Rius.- A mí lo que más me ha llamado la atención del discurso de fin de año de Puigdemont es cuando ha dicho que “como presidente, exijo al gobierno español y a los que le dan apoyo que rectifique” y que “restituyan todo aquello que han destituido” en una velada alusión a sí mismo.
Puesto a escribir la carta a los Reyes Magos, yo también le pido que rectifique y que deje de hacer daño a Catalunya. Puigdemont se ha cargado toda la obra de gobierno de Jordi Pujol. O al menos de lo que quedaba de ella tras los presuntos casos de corrupción.
Para mí que al expresidente lo han ingresado no por una neumonía sino del disgusto. Durante la jornada electoral ya estuvo muy críptico: “espero que tras estas elecciones se produzca una situación que permita que el país salga adelante”.
Hay que decirlo alto y claro: Carles Puigdemont ha lanzado por la borda casi cuarenta años de autogobierno. De hecho se ha cargado no sólo la obra de Pujol sino también la del resto de presidentes: Maragall, Montilla e incluso Mas. Aunque la de éste último es más bien escasa. Porque nos guste o no, la Catalunya actual lleva el sello de todos ellos.
Poco o mucho algo era. Ha sido como lanzarse al vacío y sin red de seguridad. A los políticos hay que juzgarlos por el balance final y hasta ahora el procés ha sido un desastre: nos hemos quedado sin Govern, sin Parlament y con la vergüenza de ver como nos convocaban elecciones desde Madrid. ¿Qué esperaban? ¿Que el Estado se quedaría de brazos cruzados?
Cuanto habría cambiado la historia reciente de Catalunya si aquel jueves fatídico, 26 de octubre para más señas, hubiera convocado elecciones en vez de marear la perdiz. Como le pedía el lehenkadari Urkullu, la lógica política o el simple sentido común. Puigdemont es el único responsable de que nos hayan aplicado el 155.
Todavía recuerdo que convocó una declaración institucional para las 13.30, luego la retrasó una hora y finalmente la anuló. Al final convocó el Parlament. Ni habló durante el pleno. Al día siguiente hizo un discurso desde las escaleras -rodeado de diputados de la CUP puño en alto- en el que ya dijo aquello de que la independencia “está en vuestras manos”. Se veía a venir lo que pasaría.
Pero, claro, si Jordi Sánchez y Jordi Cuixart estaban en prisión él no se podía ir de rositas y dejarlos ahí. Puigdemont quizá todavía no lo sabe pero se ha destrozado la vida. De paso también la de casi una treintena de consejeros y altos cargos que pueden acabar procesados aunque algunos ya eran mayorcitos para saber lo que hacían. Y si había alguna posibilidad de indultos a corto o medio plazo, Iceta se la cargó durante la campaña electoral. Como no gane Podemos e instauren la III República lo tienen crudo.
Ahora el cabeza de lista de JxCat sigue encerrado en su mundo. Lo he dicho siempre: uno de los problemas del proceso es su desconexión de la realidad. Pensaba que un buen resultado electoral sería un seguro contra la cárcel. Pero la agenda judicial va al margen de la política. La justicia tiene sus propios tempos. Y tanto criticar la politización del poder judicial para acabar pidiendo a Rajoy que le eche un cable. Es no saber como funciona el Estado de Derecho. Aquí y en la China popular. En el caso de que el régimen chino fuese un estado de derecho.
El expresidente tampoco lo sabe pero el tiempo corre en contra suya. Porque el Gobierno español ya ha convocado el Parlament para el 17 de enero. Tendrá que decidir si regresa y entra en la cárcel o si permanece en Bruselas. Espero que los de JxCat no prolonguen el esperpento y propongan un presidente vía Skype. No se puede gobernar un país por whatsapp.
En el fondo es víctima de sus propias palabras. Siempre ha sido un táctico, un cortoplascista ¿No iban diciendo que si quieres que Puigdemont sea presidente vota Puigdemont? El verdadero problema es que no tendría que haber llegado a presidente. No tenía el carisma ni la preparación. Tras apenas cuatro años de alcalde el cargo le venía grande. Hay una palabra en castellano que define perfectamente la actuación de nuestros gobernantes en los últimos meses: bochorno. Pues eso.
*Director de e-noticies