Agosto del 2016. Desaparece Diana Quer y la Guardia Civil inicia la búsqueda analizando a todas las personas con antecedentes policiales o judiciales por delitos de violencia machista o agresión sexual. La búsqueda lleva, entre a otros muchos, a Enrique Abuín Gey, ahora autor confeso del crimen de Diana Quer pero en aquel momento un hombre más con antecedentes por tráfico de drogas y algún denuncia en su historial que hizo saltar las alarmas.

Y es que la cuñada de este individuo, a la vez hermana gemela de Rosario Rodríguez, mujer de Abuín, lo denunció por violación. Los hechos habrían tenido lugar en Catoira, municipio en el que reside la familia de ambas hermanas. La denuncia nunca llegó a prosperar, se archivó, y de ello tuvo gran culpa la propia Rosario, que dio a su pareja y padre de su hija la coartada necesaria para que el presunto delito de violación no tuviera recorrido judicial.

Es decir, una coartada basada en la palabra de la mujer que, años después, volvió a cubrir a su marido para evitar que el peso de la Justicia cayera sobre él por el caso Diana Quer.Al finalizar el primer análisis de todos los sospechosos, y ya en la segunda vuelta, Abuín Gey seguía estando en el punto de mira. Especial interés pusieron en su persona los integrantes de Policía Judicial de delitos contra las personas de A Coruña, frente a los agentes de UCO, que no veían nada claro que alguien tan básico pudiera cometer una fechoría tan sofisticada. Luego llegaron las coordenadas de su móvil, que lo situaban junto a su mujer, la foto de su coche en la autovía de Barbanza la noche de la desaparición, y, por último, y que fue definitivo, el intento de secuestro a una joven de Boiro que salió mal y aceleró la fase final de una investigación muy compleja.

Fue también muy relevante que su mujer, Rosario Rodríguez, cambiase el sábado 30 de diciembre una declaración que había hecho ante la Guardia Civil diciendo que en la madrugada de aquel 22 de agosto del 2016, cuando desapareció Diana, estuvo junto a él toda la noche. El Chicle se quedó entonces sin coartada.