AD.- Tres testimonios en apenas unos días. La productora de cine Isona Passola manifestó durante la manifestación para pedir la liberación de los ex consejeros que España es “miseria mental, social, política y cultural”.La España de “miseria mental” le concedió en 2015 una subvención de 569.191 euros a fondo perdido para la adaptación cinematográfica de Incerta glòria, basada en la obra de Joan Sales.

Ramón Cotarelo, hasta hace poco próximo a Podemos, forma parte de la lista de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC). Como buen separatista converso tiene que hacer puntos ante sus amos insultando a España y a los españoles. Hace unos días, llamó “analfabetos” a habitantes de Castilla. Ahora vuelve a la carga. A través de Twitter, ha escrito: “Que España es una mierda y sus habitantes lo correspondiente, está claro”.

La fanática Núria de Gispert, ex presidenta del Parlamento de Cataluña, instó despreciativamente a la candidata de Ciudadanos Inés Arriumadas a “volver a Cádiz” horas antes de poner en la diana a la hija de seis años del líder de ese mismo partido, Albert Rivera, revelando el colegio donde estudia. Esta gentuza es la misma que, en su ya proverbial victimismo semítico, ha acuñado el término “catalanofobia” para referirse a la aversión a Cataluña. El catálogo de ofensas e insultos al resto de España procedentes de Cataluña sería inacabable. El lector mayoritariamente los conoce.

Esto que muestra la fotografía principal es una de las imágenes siniestras que interioriza la opinión que los nacionalistas catalanes tienen de los españoles. Un dirigente de la izquierda separatista en la provincia de Tarragona instó a apadrinar a los niños de Extremadura por “1.000 euros al mes” con una foto de dos niños medio desnudos y sucios, y dos lemas, uno en inglés: SOS Extremadura needs you (Extremadura te necesita) y otro en catalán: Un 8,7% del PIB catalán no es suficiente, apadrina un niño extremeño por 1.000 euros al mes. El canalla completó la mofa del fotomontaje con los logotipos del Gobierno de España y de Unicef.

En un país donde nos la cogemos con papel de fumar, donde pueden cerrar un campo de fútbol por llamar negro (y no persona de color) a quien es más negro que el alma de Marta Rovira, se consiente, en aras a no sabemos qué sentido de preservar la seguridad y el orden público, que estos cabrones se mofen de España y de todos los españoles.

Pretenden ahora los ‘tontos útiles’ del supremacisno catalán que estas muestras de odio sean canalizadas a través de un teléfono de contacto del Ministerio del Interior.  El ministro Zoido nos recuerda al tonto que estuvo contento de terminar un puzzle en 6 meses porqué en la caja ponía de 2 a 3 años. No hace falta que se habiliten números de teléfono para denunciar a los autores de expresiones de odio en Cataluña. Nosotros se lo ponemos facil al Gobierno. Son culpables todos los gobiernos nacionales que durante años han dejado hacer a los nacionalistas catalanes y mirado para otro lado a cambio de su apoyo a los presupuestos o a la gobernabilidad de la nación. Con lo facil que habría sido un cambio drástico de las leyes electorales para que la estabilidad del Estado no dependa de los que no tienen otro objetivo que romper ese mismo estado.

Son culpables todos los que han permitido y tolerado durante lustros la existencia de un modelo educativo supremacista que ha inculcado a los niños catalanes el odio a la aldea vecina. Los que ni estaban ni se les esperaba cuando en las ‘madrasas’ catalanas se aseguraba a los niños que Cervantes en realidad era Joan Miquel Servent y que El Quijote es una obra catalana. O que España no existe y que la península ibérica es un conglomerado. Son tan culpables como Puigdemony y Junqueras los ministros españoles de Educación que han pernitido que los niños catalanes no estudien historia de España, pero conozcan al dedillo los detalles de la lucha independentista de Quebec. O que en los libros de texto se diga que “Cataluña está formada por Barcelona, Tarragona, Lleida, Girona, la Cataluña norte, la franja del poniente, el País Valenciano y las Islas Baleares”, mientras España aparece sólo vinculada a una foto de un hombre con uniforme falangista y brazo en alto. O que en el capítulo de historia se soslaye a los Reyes Católicos y en cambio se resalte la figura del bandolero de Serrallonga como un “héroe catalán oprimido por los pueblos castellanos”.

Son también culpables los responsables institucionales que desde 1983 hasta hoy han permitido que TV3 haya estado al servicio permanente de la “construcción nacional” de Cataluña, con una programación orientada exclusivamente al adoctrinamiento y la focalización de Cataluña en permanente clave victimista. TV3 ha sido siempre un útil recurso propagandístico del separatismo y nadie parecía alertarse en Madrid cuando algunas voces, ya en sus primeros meses de vida, clamaban estérilmente por su control.

Igual de culpables son los que permitieron que Policía Nacional y Guardia Civil fuesen reveladas en Cataluña por un cuerpo policial autonómico fuertemente ideologizado y que ha estado al servicio, no de la seguridad de los catalanes, sino de los planes golpistas del destituido gobierno regional.

Empar Moliner quema la Constitución Española ante las cámaras de TV3

En definitiva, son culpables los que han permitido la desaparición del Estado español en decenas de pueblos y comarcas catalanas, abandonando a su suerte a los que pese a todo se han mantenido fieles a su identidad española.

El drama para la democracia española es haber tenido al frente de los asuntos nacionales a una colección de mediocres, cobardes y miserables difícilmente superables.

La inacción de los Mossos el 1-O provocó situaciones muy tensas cuando la Policía y la Guardia Civil recibieron la orden de suplirles en el operativo contra el referéndum. En la imagen, un ‘mosso’ se enfrenta a un policía durante una de las actuaciones que se realizaron ayer en Hospitalet de Llobregat (Barcelona).

Así las cosas, nosotros, que damos la cara y respondemos por lo civil y por lo criminal, apelamos al mismo derecho que han tenido los separatistas catalanes para circarse durante años en cualquier cosa que para nosotros tuviese algún valor moral o emocional. En base a ese mismo derecho, expresamos nuestro odio por todos y cada uno de ellos, por sus lacayos mediáticos y asotanados. Odiamos sus mentiras patológicas, sus trampas y sus victimismos. Les odiamos por ser tan desleales, voraces, insaciables, arbitrarios y fanáticos. Nos repugna el repulsivo acento de Marta Rovira, el pésimo gusto de los bebedores de cava, los escatológicos sermones del obispo de Solsona, la servidumbre de Pablo Iglesias, el charneguismo tabernario de Rufián, el camaleonismo político de Millo, la calva de Juliana, los gritos histéricos de Rahola, el baile de Iceta, la toga de Caram y el falso postureo de Inmaculada Colau.

Y execramos por último que el PSOE quiera reformar la Constitución para que sirva de premio a los catalanes que han querido romperla. Y que el PP abogue por las mismas fórmulas en Cataluña que han provocado el cúmulo de traiciones contra España que llevamos narrando desde hace años.