Nacido en Valladolid en 1960, se mete en el PSOE de León en 1979 con diecinueve años. No había, sino que inscribirse y pagar la cuota. Se licencia en Derecho en la Universidad de León en 1982 y se le contrata en esa institución como profesor de Derecho Constitucional del 83 al 86. Tres años escasos de reloj. Ahí termina su currículo académico y laboral -no hay más que rascar- para ejemplo de todos los estudiantes españoles que desean labrarse un porvenir, mejor o peor y llegar a fichar en alguna empresa y aportar algo de su magín o ganar alguna oposición en la administración para vivir en condiciones. Para mayor gloria y preparación, a base de prórrogas fue eludiendo el servicio militar -mientras los demás jurábamos bandera y pasábamos los veranos marcando el paso- para al fin ser excusado al ser elegido diputado y así librarse del servicio militar obligatorio y de jurar bandera, dando ejemplo de amor a la patria, sacrificio, compromiso y servicio a los demás.

Su suave levedad y el no pronunciarse hacia ningún lado o adquirir compromiso, pasar por todo y ser aparentemente neutro en el lavado a mano -como el Norit del Borreguito- hasta que puede clavarla, le permite colarse –desde el anonimato del más bajo perfil- entre los demás, para llegar a candidato por su “talante” y culmina su postulación desairando a la bandera de los EEUU, nada menos y viajando a Marruecos cuando menos falta hace para hacer el canelo. Toda una carrera política y diplomática de chiste –Mr Bean o Señor habichuela- si no fueran perversas y malignas sus iniciativas y conductas alocadas e inconsistentes para España. ¿Es la carrera de un cerebro? ¿Es un ente de ficción? ¿Es una broma? ¿Es una pesadilla de mal gusto? ¿Qué coño es esto? ¿Es un ejemplo a seguir para los de a pie? No, de ninguna manera ¿Es un sorteo de la ONCE? Algo parecido, dados los mínimos exigidos por la ley electoral y los estatutos de los partidos. No hay otra explicación que una cosa de este tipo porque carece este personaje de fundamento alguno. No hay por dónde cogerle, todo es filfa, trapos y fajina.

Desde ser señalado y desdeñado en el partido como el Zapatitos y Bambi, sin saber papa de idiomas y sin conocimiento alguno de economía, ni de nada que se le parezca, ni nada de nada que se sepa, nadando en la vacuidad más etérea, llega a Presidente del gobierno de España el 14 de marzo del 2004 con 10,9 millones de votos, la mayor cifra de votos alcanzada por un partido en la democracia española, tras los atentados terroristas de Atocha del 11 de marzo del 2004, que supusieron para nuestra patria el mayor desastre en cuanto a tal amenaza (11M) y uno de los mayores del mundo, causando 193 muertes y 1.857 heridos. Esto es la prueba irrefutable de que las desgracias nunca vienen solas, de que quod natura non dat salamantica non praestat y de que el sufragio universal, sin unos mínimos básicos- es una ciega lotería de los ciegos.

Se rodea de unos personajes tirando a bajitos y grises marengo: Caldera, Blanco, Trinidad Jiménez y otras eminencias sin otro perfil que no sea de garbanzo y emprende la Nueva Vía, la vía muerta, su trayectoria estelar, cargándose la Ley de Calidad de la Enseñanza, el Plan Hidrológico Nacional -aliñándonos unas desaladoras ruinosas- y que nos vamos a acordar de él y de sus progenitores si sigue la sequía. Retira las tropas de Irak sin venir a cuento -motivando las burlas de otros ejércitos que llaman gallinas a nuestros soldados- para satisfacer a los de la ceja. ¿Qué sabe de eso el andoba? Descabala el Archivo de Salamanca, se mete a pacificador de ETA y obtiene un par de muertos en Barajas, libera a De Juana Chaos con 3.000 años de pena a sus espaldas, se apresura a lo del mal llamado matrimonio homosexual que le corre mucha prisa, se abraza a Erdogán el demócrata del autogolpe en una estúpida, difusa, frívola e inoportuna Alianza de Civilizaciones sin pies ni cabeza a base de soltar dinero nuestro, vende oro de la reserva cuando está al menor precio… Nos trae a ectoplasmas como Susana Aído y a Leire Pajín, que nos cuestan un Congo a los pobres contribuyentes, se embarca en lo de la educación para la ciudadanía para adoctrinar, la Ley Antitabaco, la Ley de Memoria histórica para desenterrar viejas rencillas que parecían superadas, a la vez que a su abuelito y así envenenar el ambiente. Daba alas al separatismo catalán diciendo la estupidez de que iba a aceptar cualquier texto de estatuto que viniese de Cataluña y es culpable en muy buena parte de lo que estamos viendo ahora y nadie se lo demanda. Excita al guerracivilísmo, dice majaderías, cursiladas y otras lindezas que nos dan alipori y vergüenza ajena a media España si no a tres cuartos al menos, cuando le vemos -vez tras vez- sólo en las reuniones internacionales sin enterarse de qué van y sin que nadie se le aproxime, nos inunda de emigrantes sin papeles y con papeles a nuestro cargo, en fin, cosas que no arreglan nada, sino que complican, despilfarran, malbaratan y no vienen a cuento, mientras cae el empleo a velocidades de vértigo. Y si todo esto no fuese suficiente, nos pone de Jefe del Estado Mayor de la Defensa al impresentable Julio Rodríguez Fernández de mala memoria, que manda cojones, muchos y gordos. ¡¡¡Qué horror!!!

No se pueden hacer más tonterías, barbaridades y herejías en menos tiempo. De una tasa de paro del 8,26% en 2006 logró que se alcanzase una del 18,66% en la primera legislatura. No contento con esto, el pueblo soberano español le volvió a elegir en 2008 para otra legislatura, la novena y con mayor número de votos (sic) para ver hasta donde llegaban sus desvaríos: 11,3 millones, con lo que tuvo ocasión de superar la marca del paro hasta el 25,77%. Es tal el papanatismo que, sin enmienda alguna ni reata, cuando la primera ya hubiese sido bastante desgracia catastrófica, le dan el mando una segunda vez y lógicamente, como no podía ser de otra manera y era de prever estrella el aparto, embarranca el barco y deja a España como unos zorros, escorada a babor y al borde del abismo, del rescate y de la intervención gracias a su incapacidad permanente absoluta, rayana en la gran invalidez. Es cuando se hace viral la frase de que España la podía atravesar una ardilla, saltando de tonto en tonto sin tocar el suelo.

Sale del gobierno, por fin y se encastra en el Consejo de Estado a nuestro cargo y sin pagar un céntimo ni arresto alguno que sufrague lo que ha hecho este desastre que se llama José Luis Rodríguez Zapatero, origen de todas las desgracias que aquejan a nuestra patria. Al final parece ser que una fundación alemana, se lo lleva a su serrallo vete a saber para qué y con qué aviesa intención –no descartemos que sea como arma de destrucción masiva- porque cada vez que va a Venezuela a ver a su amigo el bolivariano Maduro -o Madero como le dice Rajoy- se practican más detenciones políticas y sube el precio del poco pan que les queda y eso lo saben los alemanes, los inuits, los arapahoes y los calmucos. Hay que valer para esto y mucho. Coño, coño y coño. ¡Qué horror de personaje, funesto y nefasto! Yo le maldigo a diario y que Dios me perdone.

Ahora que tenemos en órbita a Sánchez y a otros especímenes de esa laya, que huelen a eso, please, que alguien ponga el listón algo más alto –aunque sea una señora de la limpieza cuando no haya nadie- en la ley electoral y en los estatutos de los partidos para pasar el corte, que luego la gente pasa hambre, llora y se suicida.

Ahora o nunca, que no es broma y nos jugamos demasiado.