Zoido y Puigdemont.

Si en algo le está ganando la partida la banda sediciosa de Cataluña al Gobierno de Rajoy es en la fortaleza de las convicciones. Mientras Puigdemont cree en lo que hace, y lo defiende incluso de una forma épica, apelando a las emociones y a los sentimientos, que es el arma más combativa que tienen los pueblos, Rajoy y sus ministros se refugian en el aparato gris y desalmado del Estado para seguir sin hacer nada y regalando a los separatistas la batalla de la imagen ante el mundo.

Cuando creíamos que no cabía tanta abyección ni cobardía política, el ministro del Interior ha venido a rebasar el cupo. Con motivo de la entrada de ilegales por centenares el partido SOLUCIONA acusó a Juan Ignacio Zoido, “de seguir las instrucciones del mando europeo y mantener una actitud de pasividad con la entrada masiva de ilegales a territorio español”. “Este gordo inútil, estando de juez en Sevilla, mandaba a la cárcel a cualquier robagallinas. Hoy permite que centenares de delincuentes asalten nuestras fronteras para no ser llamado racista. Su incompetencia y su rastrerismo ante Bruselas nos provoca dolor y asco”, subrayó entonces la formación identitaria.

Semanas más tarde, la idiocia e ineptitud del ministro y todos sus asesores, la inutilidad del CNI, la incapacidad del Gobierno y del infame coronel de la Guardia Civil nombrado para que los Mossos cumplieran las órdenes judiciales, nos ha ofrecido el bochorno de una nación de más de cuarente millones de personas vencida y humillada por unos cuantos miles de sediciosos. Mientras policías y guardias civiles se llevaban la peor parte y trataban de evitar lo que la incompetencia del Gobierno no había previsto, Puigdemont y el mayor Trapero seguían cómodamente la esperpéntica votación del domingo desde la Generalitat, ambos sin ser detenidos.

Mientras los Mossos están recibiendo el permanente apoyo institucional de los sediciosos, ni el ministro Zoido ni ningún otro alto cargo gubernativo se han dignado visitar a los sacrificados agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil encargados de cubrir las vergüenzas del Estado, expresándoles al mismo tiempo el afecto y la gratitud que sienten por ellos millones de españoles.

Mientras asociaciones de Policía y Guardia Civil anuncian acciones legales contra los Mossos por su criminal negligencia del domingo, que provocó los incidentes harto conocidos del 1-O al rebelarse contra la orden judicial recibida e incluso enfrentándose a los agentes nacionales que cumplían dicho mandato, Xavier Gámez, comisario de la policía política catalana y mano derecha del jefe del cuerpo, Josep Lluis Trapero, ha sido condecorado por el Ministerio del Interior con la medalla al mérito de la Policía Nacional, una distinción que no ha sido aún entregada.

Fuentes policiales han informado de que junto a Gámez -que fue guardia civil- otros seis o siete mossos recibieron esta distinción del Ministerio del Interior, tal y como se publicó en la orden general extraordinaria de la Policía Nacional el día 22 de septiembre.

Las fuentes consultadas resaltan que estas cruces al mérito con distintivo blanco se conceden además de a policías, a agentes de otros cuerpos e, incluso, a personal civil, en reconocimiento a hechos “que evidencien un alto sentido del patriotismo o de la lealtad con prestigio para la Corporación o utilidad para el servicio”.

En el caso de este comisario de los Mossos, fuentes policiales han indicado que la concesión de la medalla fue propuesta hace varios meses a través del excomisario de la Brigada de Información de la Policía en Cataluña Pedro Esteban, actualmente en la empresa privada.

La situación en Cataluña ha obligado a suspender los actos previstos en esta región con motivo del patrón y que desde el pasado jueves se celebran en distintas comunidades autónomas. Ayer mismo, el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, presidió la entrega de estas medallas del cuerpo en Sevilla y este martes estaba previsto que lo hiciera en el Vascongadas.

Tradicionalmente la Policía aprovecha estos actos y otros que se celebran de forma más interna para reconocer el trabajo de sus agentes sea con medallas rojas, que llevan aparejado una compensación económica, y que este año ascienden a 154, o blancas, las más numerosas, más de 3.000.

Desde los sindicatos policiales ya reclaman al Ministerio del Interior que esta medalla sea retirada, así como las otorgadas en los últimos años al jefe de los Mossos, Josep Lluis Trapero, por los acontecimientos de los últimos días y la actitud “escandalosa” de los agentes de este cuerpo.