Imagen de la tractorada en calles catalanas

Cientos de agricultores catalanes condujeron ayer sus tractores hacia la Delegación del Gobierno en Barcelona y en Gerona para mostrar su compromiso con el «procés» independentista. Escoltadas por los Mossos, columnas recolectoras accedieron a la capital y colpasaron el tráfico del centro en protesta por el supuesto atropello del Estado a sus derechos y en defensa de la «dignidad payesa». Su exhibición de fuerzas en la ciudad fue para que la ciudadanía sepa que ellos facilitarán que se pueda votar mañana, en el 1-O. «La revolución de los tractores» consistirá en aparcarlos en los colegios electorales de Cataluña para «velar la democracia», según anunció la Assemblea Pagesa. Los responsables del operativo que vigilará que la consulta no se celebre no dan tanta importancia a esto, sino a la posibilidad de que los vehículos pesados colapsen infraestructuras como autopistas, o incluso puertos de Cataluña.

Mientras tanto, el mundo rural catalán reivindicó ayer su doble nacionalidad: «¡Somos payeses y catalanes!», se identificaron unos 400 agricultores subidos al tractor en pleno barrio del Eixample. «La dignidad de este pueblo es la dignidad de todos los payeses», proclamaron puño en alto. La colección de monoplazas sirvió el escenario perfecto a la prensa extranjera para sus directos y restó cuota al plató de Roures montado para la Generalitat.

La «tractorada» estacionó a dos manzanas de la sede del Gobierno, cuyo exterior estuvo blindado por un potente cordón de mossos. El zumbido de los cláxones, igual al de un Madrid en hora punta, animaba a dos mujeres que repartían croquetas entre los campesinos, «para coger fuerzas». «¡Id a la delegación del Gobierno, que se enteren que esto es una guerra!», les alentó otra señora, sin éxito y sin croquetas. Hubo que dar parte del choque de dos tractores aparcando.

«La revolución payesa»

«Payeses y payeses, ya estamos aquí. Ha costado, pero ya hemos llegado», anunció un representante sindical, que señaló la solidaridad identitaria del rural. La «revolución payesa», la bautizó la Asociación de Viticultores del Penedès por la democracia.

Entre los cortes de manga a los dos helicópteros que sobrevolaban, hubo gritos contra un micro de Roures: «¡Prensa española, manipuladora!». En ese preciso instante un agricultor se alegró de ver a la televisión pública portuguesa. «¿De Portugal? La revolución de los claveles, ¡como nosotros!». Otro chico bajó del tractor para explicarle al periodista catalán del «Washington Post» sus porqués, como Mourinho. «He venido porque estamos en un país donde no se deja votar ni nada. Vengo por la democracia, de Villafranca del Penedès», se presentó. Otros vinieron de Manresa.

Algunos conductores pararon en el bar de la esquina de nombre «Ítaca». El dueño, un ciudadano chino, les dio la bienvenida a «I-tá-ca».

Pep Riera, veterano líder sindical, arreó contra Rajoy y Montoro. «Estos estúpidos han pisado nuestros derechos (…) no nos movemos únicamente por intereses económicos, nos movemos por dignidad», gritó entre aplausos a favor de los «productos catalanes». Y llamó a la «revolución de los payeses» como sus antepasados en 1640, pero adaptando el guión: «¡Visca la terra i mori el mal govern!». «¡La terra serà sempre nostra!».

Fuente: ABC