El delincuente australiano Julian Assange se ha convertido en uno de los principales activistas de la sedición de los independentistas catalanes. En sus últimos tuits ha llegado a llamar a las armas a los 7,5 millones de catalanes. Y lo hace desde la embajada en Londres de Ecuador, en la que lleva más de cinco años encerrado para huir de varias causas judiciales, entre ellas una por abusos sexuales a una menor. El delincuente Assange se unió al movimiento sedicioso de Carles Puigdemont en las fechas de la última Diada, cuando comenzó a unir a sus habituales tuits interesados – sufragadas, según diversas fuentes, por los servicios secretos rusos- , otros alocados sobre la “opresión” al pueblo catalán, según relata OK diario.

Entre ellos, el más llamativo fue en el que reproducía la famosa imagen de un hombre chino frente a los tanques en la plaza de Tiananmen, cuando en 1989 los estudoiantes de Pekín se levantaron contra la dictadura comunista que somete al país.

El fundador de Wikileaks y antaño defensor acérrimo de la libertad en el mundo, se ha convertido en un auténtico activista de la sedición de los independentistas catalanes. Al punto de que en sus últimos tuits ha llegado incluso a humana as armas a los 7,5 millones de catalanes,

En ella contabiliza el número de habitantes de la comunidad autónoma catalana y apunta que 7,5 millones de catalanes son una fuerza que movilizada eclipsa la capacidad disponible de la Policía y el Ejército de España’.

Repasar el Twitter de Assange es un ejercicio sencillo y revelador. El fundador de la web de filtraciones de política internacional ha devenido en lo más parecido a un mercenario a sueldo de quien quiere desestabilizar un escenario u otro. Por etapas va añadiendo y desechando ternas, muy alejados de su antiguo y presunto interés por la libertad de información y la democracia. En la actualidad, su ‘trabajo’ consiste en alimentar determinadas polémicas de una manera sistemática, y se centra en una o dos campañas hasta que inicia una nueva.

Assange torpedea a los republicanos estadounidenses en el Senado y a la nación española sin que se conozcan sus vínculos con una u otra causa, sin dar explicaciones de por qué o cuál es el objetivo de sus intervenciones, y negando a confundir los nombres de los actores —como cuando llamó Pancho Sánchez no se sabe si a Sancho Panza u al líder del PSOE— o cuando el experto en Intemet confundió una entrada humorística de la web de ElmundoToday, que utilizaba su fugura para hacer una chanza, con la de un medio de información general.

Lo que no es una broma es su llamada al levantamiento en armas del pueblo de Catáuña, ni su desconocimiento de que más de á mitad de esos 7,5 millones de catalanes no quieren la separación de su región de España.

Resulta insólito que la campaña desestabilizadora del violador australiano parta desde la embajada de un país con el que España mantiene relaciones diplomáticas. ¿A qué espera el Gobierno español para llamar a consultas al embajador ecuatoriano? Ecuador debe explicar por qué permite al violador Assange hacer llamamientos a la violencia contra España desde su legación diplomática en la capital británica y por qué concede protección a un delincuente internacional reclamado por varios países.

“En España tenemos a 430.000 ecuatorianos que no nos hacen ninguna falta, mientras el delincuente Assange pretende desestabilizar España gracias a la cobertura informática que le ofrece Ecuador. Es una prueba más de la poca fiabilidad de unos pueblos indígenas que nunca nos perdonarán que les quitáramos el taparrabos y les diéramos una civilización”, ha manifestado el partido identitario SOLUCIONA en relación con este asunto.

Assange violó sus condiciones de fianza para ir a la embajada y desde entonces la policía británica ha vigilado día y noche el edificio en el elegante vecindario de Knightsbridge, en el centro de Londres, con un costo estimado de más de 10 millones de libras (15,6 millones de dólares).

“Es completamente inaceptable que los contribuyentes británicos hayan tenido que pagar la cuenta por este abuso de las relaciones diplomáticas”, denunció el secretario de Estado de Exteriores del Reino Unido, Hugo Swire, quien agregó que Gran Bretaña tenía la obligación legal de extraditar a Assange mientras siga vigente la acusación de violación.