Poner al frente de los cuerpos y fuerzas de seguridad en Cataluña a un Coronel, cuando el jefe de la Benemérita en esa comunidad autónoma es un General de Brigada, es propio de zotes, o de personas mal intencionadas, que lo único que quieren es generar enfrentamientos internos, y enemistades vitalicias.

Claro, ¿qué podemos esperar de un registrador de la propiedad, de una abogada del estado y de un juez, o de otra abogada del estado, que no sé cuál de las dos es peor?

La vida no es una oposición. De ser así, los números uno de las oposiciones serían los grandes triunfadores, y da la casualidad de que muchos de esos triunfadores, escasamente saben hacer una o con un canuto… Pero tienen inteligencia natural, capacidad de riesgo, intuición, etc., virtudes que no se adquieren calentando un asiento, y empollando de memoria 400 temas. Son virtudes que se tienen o no se tienen, y no hay término medio.

Los Mozos tienen casi 18.000 efectivos, es decir son el equivalente a dos o tres divisiones del Ejército. En realidad son un tercio de nuestro Ejército, formado por unos 70.000 hombres.
Pensar que su “Mayor” se pueda someter a las órdenes de un “simple” Coronel, es desconocer la naturaleza humana.

Y lo mismo digo, y con mayores motivos, del muy digno General de Brigada, Jefe de la Guardia Civil en Cataluña.

El Jefe Superior de la Policía Nacional en Cataluña, por pocos efectivos que tenga, entenderá que está en un rango igual o superior al del Coronel, y más cuándo estamos hablando de un Mando que no ha mandado nunca, salvo en su casa, y cuando no está su señora, pues parece ser que es un hombre de oficina, de despacho, seguramente con una gran formación teórica, pero nada más.
¿Conclusión? No va a haber coordinación alguna, y cada cuerpo va a seguir haciendo lo que le dé la gana.

Diego Pérez de los Cobos (El Periódico)

Según la acepción segunda del Diccionario de la Lengua Española, coordinar es “Dirigir y concertar varios elementos”.

Es decir, se le coloca por encima de Jefes que en la práctica tienen mucha más categoría que él, pues ostentan Mandos reales y efectivos, muy superiores al suyo, que es un mando de despacho, podríamos decir que de juguete.

¿Y cómo hará para vigilar si obedecen sus órdenes?

¿Dónde está un Estado Mayor que le asista, ayude, aconseje, planifique, etc., y, lo que es más importante, vigile el cumplimiento claro y concreto de las instrucciones recibidas?

En resumen, una nueva metedura de pata del Gobierno de España, para el que, mucho me temo que el “asunto catalán” va a acabar siendo su sepultura política.

Claro que tal vez se trataba de hacer ver que se hacía algo, sin hacer realmente nada, como si Rajoy fuera el Príncipe de Lampedusa, que creo que sí lo es.

De cualquier forma, y dentro de unos días, cuando podamos tener varios muertos sobre la mesa (Dios no lo quiera), y numerosos daños en bienes muebles e inmuebles, podremos repartir la responsabilidad a partes iguales entre Puigdemont, el pirómano, y Rajoy, el bombero que pretendía apagar el fuego co gaseosa.

*Abogado y escritor. Académico correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.