Anna Gabriel (CUP), Albano Dante (Podemos) y Oriol Junqueras (ERC).

S. Sostres.- Cuando vengan a buscarnos, que vendrán o por lo menos van a intentarlo, nadie podrá reprocharles que no hubieran avisado: porque su cartel barrendero, hermano del que ideó Lenin, no es una metáfora sino una declaración de principios. La CUP y Podemos quieren materialmente barrernos, imponer su versión de la Historia y construir un futuro del que hayamos sido material y minuciosamente eliminados. Así han sido todos los totalitarismos y siempre que nos los hemos tomado en broma lo hemos lamentado. Claro que, si pueden, vendrán a buscarnos.

David Gistau cree que exagero y no es nuevo que a la intelectualidad más presumida de cada era la brutalidad la haya sorprendido mirándose en el espejo: y en Cataluña estamos acostumbrados a recoger en las cunetas los restos de la alegre inconsistencia de los que siempre creyeron que el mundo era como en sus juegos de palabras. Mi querido Hermann Tertsch ha sido condenado por enfrentar en un artículo a Pablo Iglesias a su pasado, como si sólo una España fuera absolutamente culpable y otra perfectamente inocente.

En el cartel de la CUP barriendo como Lenin no salimos todos, ni siquiera los primeros que seríamos eliminados. También Podemos tiene su cartel perfectamente dibujado: lo vimos esbozado en un autobús pero tampoco estaban todos, ni los que caerán antes si algún día pueden aplicar el terror que nos tienen preparado. La complicidad de unos jueces populistas que intentan ganar en sus sentencias lo que sus referentes totalitarios pierden en las urnas cierra un círculo vicioso en el que un Estado que funciona razonablemente, con una economía recuperándose de su peor enfermedad, parece la pocilga que no es y los herederos de los viejos asesinos de la Historia son presentados como los héroes que tienen que venir a salvarnos.

Condenar a Hermann por el artículo que escribió sobre la responsabilidad con que cada cual tiene que asomarse a su pasado -y que él mismo ha ejercido con generosa valentía- es barrerle y es barrernos: la vía civil de silenciar lo que les incomoda a la espera de tomar el poder y orgánicamente, como han hecho siempre, eliminarnos.