R. Wolfson.- Cuatro productoras españolas fuertemente subvencionadas por el Gobierno han llevado a cabo una nueva película sodomita (‘Señor, dame paciencia‘) que lo reúne todo: ridiculiza al español patriota, promociona el secesionismo catalán e incluye una pareja homosexual interracial. La moraleja de la película es que todo lo anterior es perfectamente normal.

Que el propio Gobierno español financie propaganda contra sí mismo es un fenómeno atípico (lo normal es que lo hagan regímenes extranjeros), y sólo tiene explicación partiendo de la premisa de que nos gobierna un puñado de traidores.

El gigante judío Warner Bros. se encarga de la distribución de la película.

Así describe Wikipedia la película: “Cuando la mujer de Gregorio, un banquero muy conservador, muy del Madrid y muy gruñón, fallece repentinamente, éste se ve obligado a cumplir su última voluntad: Pasar un fin de semana con sus hijos y sus parejas en Sanlúcar de Barrameda para esparcir sus cenizas en el Gualdalquivir.

Aquí es donde empiezan los problemas para Gregorio, ya que su hija Sandra está casada con Jordi, un catalán muy culé, que quiere llevar a su futuro nieto a un colegio bilingüe catalán-inglés en Barcelona, y al que el patriarca, por supuesto, no soporta.

Su otra hija Alicia, está saliendo con Leo, un hippy anti-sistema al que Gregorio tampoco puede ni ver y Carlos, su hijo pequeño, con el que lleva seis meses sin hablarse desde que salió del armario, se presenta con su novio Eneko, un vasco de origen senegalés, un yerno que Gregorio jamás imaginó tener.

Este viaje multicultural pondrá a prueba la tolerancia y la capacidad de perdonar de una familia tan disfuncional como cualquier otra, en el que tendrán que aprender a aceptarse los unos a los otros, con sus virtudes y defectos”.

Gregorio (Jordi Sánchez) es el “típico facha”. Este personaje arquetípico representa una serie de cosas que los medios y el Establishment detestan, porque les perjudica políticamente. ¿Qué les perjudica? Conciencia racial, determinación, defensa de la familia, propiedad y honor”.

Para que esto abarque todo tipo de ideal que no les convenga, se crea un personaje que los tenga todos exacerbados hasta el absurdo, y a la vez ninguno, porque estos arquetipos siempre son completos hipócritas, esperpentos, o imbéciles. Con ello se coronan como élite intelectual, un argumento muy suyo, pues ofrecen a la masa una manera tan rápida como falsa para adquirir inteligencia: opinar igual que ellos. De lo contrario, son analfabetos.

El argumento de la hipocresía se lleva usando años en contra de los que adoptan posiciones fuertes y férreas para reducirlos al nivel de los que no son capaces de hacerlo, consolándose así a sí mismos, ya que tampoco pueden comprender cómo alguien logra no caer en la debilidad y la apatía; por eso lo explican así: si yo no puedo, nadie puede. Un ejemplo es el clásico: “Hitler era judío”, probado falso pero aún vigente entre la ponzoña como argumento. Dicen tener las de ganar y sin embargo no crean personajes dignos y capaces de responder, mantener una discusión o algo similar; en lugar de argumentar racionalmente, prefieren ridiculizar, reducir al absurdo, y desmontar al personaje en vez de sus ideas.

Mauricio Colmenero, ejemplo del “Facha” por excelencia.

En España, los dos ejemplos más notorios son: Mauricio Colmenero, de Aída, y Antonio Recio, de La Que Se Avecina. El primero, es un putero analfabeto que todavía vive con su madre, traidor, pesetero, y cobarde, pero como aún así conservaba un trasfondo, tenía un carácter y un humor que gustaba a la gente, tratan de degenerarlo aún más, introduciendo un hermano maricón que roza la arcada y no deja ni un segundo de hacer referencia al sexo anal, o incluso atribuyendo a su familia orígenes franceses – lo cual según su lógica anula su “xenofobia antrigabacha”, que por otra parte es absurda, ya que sigue siendo una raza blanca. Chema es su contraparte, es comunista y por lo tanto más culto e inteligente que él, y un buen samaritano.

Sin duda el caso de Antonio Recio es de lo peorcito que he visto, y es que a los hermanos Caballero, creadores de la serie, les encanta enviar mensajes anti-natalidad, pro-homosexualidad, inmigracionistas y antioccidentales. Prácticamente cualquier capítulo de esta bazofia está infectado de propaganda a más no poder, y Recio, hombre conservador, franquista, monárquico, racista, y en general todo lo que detestan la judeoprogrería, resulta finalmente ser un putero, hijo de un cura y una monja, depravado sexual, hijo maricón – luego transexual – y finalmente un amante del travestismo, que por lo que parece será definitivamente homosexual en la próxima temporada.

Antonio Recio, el “facha”, amante del transformismo.

¿Qué probabilidades había de que un hombre de derechas reuniera TODOS los vicios contra los que lucha? ¡Pues un 100%! Todos los “fachas” son maricas en la intimidad. Y por eso sus argumentos son absurdos. En el fondo, son progres frustrados. Su mujer, una beata cristiana, resulta ser lesbiana, ninfómana, y ¿quién sabe? Quizá en un futuro sea zoofílica, se cambie también de sexo, tenga hijos con algún inmigrante, o cualquier cosa que se les ocurra a los directores.

Es el mismo actor, Jordi Sánchez, el que interpretará a Gregorio en esta nueva basura, y aunque su personaje parece un poco más moderado, esto es sólo un modo de estrechar el cerco de lo no permitido en estas sociedades lobotomizadas en las que vivimos, de modo que nos tenga que encantar toda la propaganda que nos van dando, y nos la comamos como un animal de granja engulle el pienso.

Recomendamos no ir a ver esta nueva hez intelectual del cine español llamada “Déjame Salir”, cuyo guión incluye perlas como la siguiente: “blancos que se meten en cuerpos de negros porque quieren ser más guays, más fuertes y más rápidos”.

Si pretenden terminar de destruir la sociedad con propaganda zafia y rala, no con nuestro dinero.

Fuente: Daily Stormer