El 6 de marzo de 2013 en Goito, una localidad cercana a Mántova (norte de Italia), Jatinder Singh salió de su casa ataviado como de costumbre: con un vistoso turbante y un ‘kirpan’ colgando de la cintura, el enorme cuchillo que los sijs lucen por motivos religiosos. Para este indio que se gana la vida en el campo aquel fue un día especial. Una patrulla de Policía le dio el alto, al comprobar que su puñal tenía una longitud de 18,5 centímetros. El encuentro acabó con 2.000 euros de multa y el estallido de una batalla legal que ha dejado claros los límites del multiculturalismo en Italia.

El inmigrante de 32 años no dudó en apelar a la Justicia para defender las costumbres de los 70.000 sij que viven en el país. Alegó que el cuchillo, como el turbante, es un símbolo de su religión, una obligación para quienes profesan su fe. Un tribunal de Mántova no le dio la razón en 2015 al mantener la sanción, por lo que Singh recurrió a la ‘Cassazione’, el Tribunal Supremo italiano, que el pasado lunes emitió una sentencia que concilia la integración del extranjero y el respeto a las leyes y costumbres del país de acogida. Los magistrados de la Alta Corte confirmaron la multa de 2.000 euros, conforme a un principio que sienta jurisprudencia: los inmigrantes tienen que adecuar sus valores a los del mundo occidental, en el que han elegido libremente vivir.

El puñal, llamado ‘kirpan’, que luce este pueblo puede superar los 18 centímetros de longitud
El fallo de la ‘Cassazione’ reconoce que la «sociedad multiétnica es una necesidad» y garantiza el respeto a la religión de cada uno, pero marca un «límite insalvable»: el respeto a los derechos humanos y a las leyes de la sociedad que acoge al extranjero. Italia, de esta manera, se aleja del modelo utilizado por países anglófonos para responder a la inmigración, el llamado ‘melting pot’, donde las comunidades se mezclan pero mantienen sus diferencias. Canadá y Reino Unido, donde incluso existen tribunales islámicos, son un ejemplo extremo de ese tipo de integración.

La sentencia sobre el derecho a portar el ‘kirpan’ confirma que Italia opta por otra vía. «No es tolerable que los valores de cada uno, aunque lícitos en el país de origen, violen los propios de la sociedad de acogida», razonan los jueces del Supremo.

La batalla legal de los sij para mantener sus tradiciones en Italia supone un nuevo capítulo en el debate abierto desde hace años en Europa con motivo del uso del velo islámico en público. La ‘Cassazione’ interviene en la discusión con una sentencia que no hace más que echar mano de aquella célebre cita atribuida a San Ambrosio: ‘Si fueris Romae, Romano vivito more’, de la que viene el refrán que dice: ‘Si vas a Roma, haz como los romanos’.