Desparrame etílico en la Complutense: “San Cemento” retrata la hediondez de los jóvenes españoles
La boca de Metro de Ciudad Universitaria en la Complutense (UCM)no dejaba de escupir ayer hordas de jóvenes desde primera hora de la tarde. La mayoría portaba bolsas de plástico de distintos colores pero con similar contenido: bebidas alcohólicas en envases de vidrio, litronas, tinto de verano, refrescos, latas y latas de cerveza, incluso packs enteros, y hielo a raudales. Abundaban también los que llevaban garrafas de tres y hasta cinco litros de sangría casera o adquirida en el súper, carritos de la compra, neveras portátiles, cubos de basura de distintos tamaños, barreños. Apenas se veía comida.
Todo ello era para celebrar San Cemento, el patrón oficioso de los alumnos de la vecina Escuela de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), con la que comparten territorio. La fiesta se ha convertido en un icono al extenderse a otras facultades de la Complutense el último jueves de abril, a pesar de que el gigantesco macrobotellón vulnera la normativa regional que prohibe beber en la calle, salvo en determinados eventos.
San Cemento congrega de media cada año a 15.000 estudiantes que dejaron en la pasada edición el recinto universitario arrasado y convertido en un auténtico estercolero. Prueba de ello fueron los 203 metros cúbicos de residuos que se recogieron y las zonas de césped que destrozaron, con el consiguiente coste económico.
Precisamente para evitar ese espectáculo tan lamentable que, año tras año se suele repetir, esta semana Carlos Andradas, rector de la Complutense, realizó a través de Twitter una campaña de concienciación. En ella, apeló a que «otro San Cemento es posible», al tiempo que aludía a que se podía conjugar la diversión con el civismo y la tranquilidad, refiriéndose también a las peleas fruto de la ingesta masiva de alcohol, respetando el medioambiente y no dejando basura.
Riada humana
Visto lo visto, ayer, en la riada humana que caminaba por la avenida de la Complutense buscando un lugar donde poder instalarse con todo su arsenal etílico, no parecía que ese objetivo se fuera a cumplir. En el suelo, la fiesta, que comenzó a las dos de la tarde, había dejado ya, a las siete, un rastro de vasos de plástico, latas y botellas rotas de cristal, a pesar de las hileras de contenedores amarillos y de vidrio, más dispersos. Y lo peor estaba por venir.
«Decid que no nos dejan celebrar nada porque la Policía Municipal nos están echando de todas partes. Nos dicen que ahí no se puede estar», decían indignadas Marta y Andrea, dos jovencísimas estudiantes. «Estamos dispersos entre Filología y Biología», explicaban. Lo que ocurría es que, por primera vez en la historia de este particular «santo», los agentes acordonaron el Paraninfo y Ciencias de la Información, los epicentros de la fiesta alcohólica por excelencia, así como la explanada entre Medicina, Enfermería y Farmacia.
«¿Qué adónde voy? A “Filo”, sigo a la masa», decía María junto a su grupo de amigos, cubata en mano. Ese fue el eje que congregó a un auténtico hormiguero. «Llevamos un buen rato dando vueltas como tontos. Los municipales empujan hacia arriba a los que están al principio de la avenida y al revés; hasta que nos cansemos. No podrán controlar a tanta gente», decía Roberto. Lo que hacían eran canalizar los flujos. Algunos decían que habían empezado a multar por beber, pero no fue así. Los chavales trataban de desafiar a los agentes, saltando el cordón para meterse en el jardín del Paraninfo. Aún no había anochecido.
«Nunca había visto tanta Policía junta aquí, ni nacional ni municipal, y es mi cuarto año», decía Samuel, estudiante de Ciencias Ambientales en Alcalá de Henares. Y es que esta celebración atrae a estudiantes de todo Madrid. «¿Quién me iba a decir a mí que iba a acabar en mi facultad?», bromeaba Fran, estudiante de Filología Inglesa, cerveza en mano. «Es cierto que tenemos que recoger nuestros restos, lo hacemos al principio, pero reconozco que al final te da pereza moverte», resumía.
«Es cómica la idea del rector: ¡Un macrobotellón sin basura es imposible!», terciaba Matías. «Nosotros sí nos llevamos siempre nuestros envases, incluso el año pasado había grupos de alumnos que limpiaban, pero con tanta gente y borrachos… es muy difícil y siempre se descontrola». Todo indicaba que «otro San Cemento no iba a ser posible».
Fuente: ABC
Yo afirmo que se trata de la peor generación de la historia del ser humano.
No le quepa usted duda, la gente de mi edad es la peor generación que ha poblado España desde que existe la península ibérica. Ni en la edad más oscura había habido tanta estupidez, cretinismo, mediocridad intelectual, falta de moral, de sabiduría, de decencia, de buen gusto, de honradez, de feminidad, de masculinidad, de temor de Dios, de orgullo patrio, incluso de amor a la propia identidad sexual y física, por no hablar de respeto a los padres y a la patria. Necios ese es el calificativo aplicable a los jóvenes españoles, en por lo menos un 70% de su… Leer más »
No creo occidental, la que te sigue creo que es peor, vamos los que ahora tienen de 13-18, niñas de 16 con la pildora del día después, niños de catorce con una cogorza de campeonato, haciendo pellas día si día también en colegios e institutos, fumando porros y viendo telecirco con el programa de mujeres y hombre.
Mira eso es lo que pasa con el hembrismo ridículo este que en el fondo se valoran menos ellas que lo que os valorabais las mujeres de antes. Porque o no se hace sexo, o sin penetración vaginal o ponte preservativo y sino pues nada, a mi no me dañes el cuerpo le diría al hombre y menos me provoques que mate al fruto de mis entrañas, eso diría yo si fuera mujer porque me tendría estima, igual que no bebería sabiendo que la mujer se daña con eso etc…. A parte de que hasta los 18 mínimo no tendría… Leer más »
En mis tiempos el patrón de los arquitectos era San José… se vé que San Cemento mola más. Qué panda de descerebrados.
Ese espectáculo grotesco de tener las calles convertidas en un estercolero hediondo de orines, vómitos y botellas lo sufrimos en Málaga durante nada menos que una semana en Agosto, año tras año.
Hasta bien entrados los años 80 los porteros de discoteca eran señores normales y corrientes, vestidos con smoking y totalmente inofensivos y más dados a las relaciones públicas que a la violencia. En la actualidad son tipos cargados de esteroides anabolizantes entrenados en enfrentamientos callejeros y siempre dispuestos a repartir leña. Sirva esto como ejemplo con el que podemos concluir que cada público tiene lo que se merece: educación, cubatas, smoking y salas bien decoradas para aquella juventud “franquista”, brutalidad, salvajismo, vulgaridad, litronas y calles infectas para esta otra juventud “democrática” y sobre todo, muy progre y comunista. Que cada… Leer más »
Hace no más de 30 años, ir a la universidad era signo de inteligencia y elitismo. Ahora ir a la universidad pública española no da prestigio, sino que lo quita ya que es garantía segura de haber sido un parásito adoctrinado por profesores y catedráticos burgueses pijoprogres de Podemos y lobotomizado en el marxismo cultural.
Correcto!!!!!!!!! El marxismo se coló en la Universidad en los 60´s y desde entonces no hay más que coletas resentidos.
Carne de Podemos. “La generación mejor preparada de la historia de España”, jajaja.
Sólo aventajan a sus ancestros en que ahora se estudia informática… pero de todas las demás ciencias y humanidades están peces.