El pasado 3 de marzo de 2017, el tebeo sensacionalista británico “The Sun” publicó un artículo firmado por su ex editor y ahora columnista, Keviin MacKenzie, en el que calificaba a los españoles como “follaburros”: – “Los gibraltareños han dejado claro con sus votos que no quieren a los follaburros dirigiendo su pequeño y eficiente puesto estratégico”.
Pues bien, este hijo de puta juntaletras, sugiere entre otras cosas, amenazar con la expulsión de los españoles residentes en Reino Unido, un impuesto elevado para el vino de La Rioja, o que los británicos no vayan de vacaciones a España.

Pero hay más, lanzan una campaña contra España y piden a sus lectores mostrar su apoyo a “La Roca” mostrando un dibujo con el peñón pintado con los colores de la bandera británica y en el que se puede leer, en inglés y en español, “Hands off our Rock” y “Nuestra roca no se toca”, como el suma y sigue de las declaraciones del antiguo líder conservador, Lord Michael Howard, en las que afirmaba que Teresa May sería tan firme con Gibraltar como lo fue Thatcher con las Malvinas, al enviar en 1982 una fuerza militar para defender a los oprimidos de otro país de habla hispana, Argentina.

Y para poner la guinda a todo este pastel de mierda elaborado por tanto malnacido, Lord Norman Tebbit, perteneciente al ala más conservadora del partido de Theresa May, sugirió a la premier británica a través de una columna publicada en el “The Daily Telegraph”, recibir a los líderes independentistas catalanes para hacer ver a España que está “jugando con fuego”: – “Si yo estuviera en el Número 10, creo que haría saber a Madrid que me planteo invitar a líderes del movimiento independentista catalán o incluso que estoy pensando en llevar a Naciones Unidas su deseo de independencia”.

Y ante todo este cúmulo de amenazas e insultos, el gobierno de Rajoy como de costumbre no se atreve ni a rechistar; los partidos políticos con representación parlamentaria parece que incluso se alegran; los medios de comunicación españoles -salvo honrosas pero escasísimas excepciones-, se alegran y se cachondean; y por último, los Reyes de España mantienen en su agenda el viaje previsto a Reino Unido.

¿Qué les parece? Si no sabemos defendernos de nuestros enemigos internos que se ciscan en todos nosotros desde las instituciones, ¿Cómo vamos a mostrar arrojo y valentía frente al enemigo que nos amenaza desde el exterior con vileza y chulería?

La cobardía, la tibieza y la traición, traen estas cosas. Si cuando alguien está violando a tu mujer o a tu hija, en lugar de intentar defender a la víctima con cualquier arma u objeto que encuentres a mano, te paras a leerle sus derechos al violador, lo más probable es que después de consumar la agresión sexual el criminal acabe con todos. Mira que es sencillo de entender. Pues no hay manera.

Siempre me ha llamado poderosamente la atención, cómo nuestra clase dirigente y sus medios afines, han desplegado toda la artillería propagandística democrática para encumbrar a la democracia inglesa, y para que el idioma del imperio británico sea conocido hasta en el pueblo más minúsculo de la España rural. Ahora bien, qué a los niños catalanes no se les permita estudiar en español aunque lo diga el Tribunal Supremo, no importa. Que rotular en español los establecimientos mercantiles en Cataluña sea motivo de sanción por no hacerse en catalán, y sin embargo se permita hacerlo en inglés sin ningún impedimento, tampoco importa. Nada ha importado tanto en España durante esta democracia, como imponer un idioma como el inglés en toda la nación, aunque en algunas regiones españolas los niños dejen de conocer el idioma nacional de su patria, tal y como establece la Constitución.

El poder mediático -brazo ejecutor de los que nos gobiernan y nos han gobernado-, ha contribuido eficazmente a que este plan de intoxicación lingüística se lleve a efecto en nuestro pueblo. Durante años todos los días, a todas horas, y en cualquier emisora o canal, se nos ha machacado con la eterna cantinela repetida y monótona de qué el inglés es la lengua dominante en la faz de la Tierra, incluso, por encima de otra tan nuestra y universal como la española, que aunque lo intenten ocultar y no se publicite, sí que es el idioma más utilizado y hablado en el mundo, después del chino.
Esta debilidad mostrada durante los últimos cuarenta años por parte de nuestra clase dirigente, forma parte de un plan perfectamente diseñado por ellos mismos, para cargarse todo aquello que signifique España, su grandeza, e ir debilitando espiritualmente a todos los españoles hasta dejarnos sin un ápice de dignidad.

No seré yo quien censure el aprendizaje de un segundo o tercer idioma aparte del español en nuestros centros de enseñanza. Esto es algo en lo que la gran mayoría de nosotros estaremos absolutamente de acuerdo. Ahora bien, si el idioma inglés se está imponiendo en nuestros centros, con un trasfondo meramente político y no se imparte a la recíproca el español y por desprecio en los centros educativos de países como Inglaterra, entonces, ya no estamos sólo ante un plan de estudios para ampliar conocimientos y enriquecer la formación de nuestros alumnos, nos hallamos ante un capítulo mucho más serio y más grave que se denomina traición, pues nuestra clase dirigente nos está poniendo a los españoles en manos de intereses bastardos, para que los hijos de la Gran Bretaña nos traten como un felpudo.

Yo hago desde aquí un llamamiento a todos aquellos españoles a los que todavía les quede algo de dignidad para que saturen las Redes sociales y muestren su cólera ante las amenazas inglesas. Si no actuamos de inmediato y de manera decidida, firme y contundente contra las amenazas lanzadas desde Inglaterra, hasta el país más bananero pensará que todo esto nos importa un rábano, y que cualquiera puede venir hasta aquí a nuestra propia casa, y hacer con nosotros lo que les venga en gana. La vergonzosa y claudicante imagen que estamos ofreciendo al mundo es más que preocupante.

La vergonzosa claudicación gubernamental en nombre del sistema, ha permitido que los británicos nos desafíen, nos menosprecien y nos humillen continuamente, con celebraciones tales como el aniversario de la victoria de su armada en la batalla de Trafalgar, o el famoso viaje de boda del príncipe heredero a Gibraltar como gesto inequívoco de demostrar quién manda allí. Un territorio ocupado ilegalmente por Inglaterra, donde con nuestras propias infraestructuras puestas al servicio de su corona, funcionan todo tipo de negocios ilegales, las mafias se mueven a su aire, los narcotraficantes se encuentran a salvo, y un “sapo vitaminado” llamado Picardo promueve las obras necesarias con materiales españoles para ganarle terreno al mar en nuestras aguas jurisdiccionales, arruinando a nuestros indefensos y olvidados pescadores.

Se cachondean de nuestra clase dirigente, de la Corona española, y por ende de los españoles en cualquier foro internacional; nos meten sus buques de guerra cuando les sale de los cojones en nuestros puertos; monopolizan la distribución del crudo quedando a merced de sus intereses; convierten nuestras zonas turísticas en verdaderos estercoleros sin ningún respeto ni consideración hacia los residentes, desafiando las leyes españolas bajo los efectos del alcohol y de las drogas; se han venido ciscando en nosotros aun siendo un país miembro y “compañeros” en la OTAN; nos meten un submarino nuclear por el “ojal”; nos envenenan vacas y cerdos y nos imponen su idioma. Sólo les falta sacar el látigo y someternos y mutilarnos como a Kunta Kinte, mientras nuestros cobardes mandatarios piden la mediación de Rodriguez Zapatero.