Agentes custodian el traslado de yihadistas a la Audiencia Nacional

La primera gran ocurrencia del nuevo ministro del Interior: recuperar para la sociedad a los radicales islamistas (sic) a través de los encargados de radicalizarlos y adoctrinarlos en el odio a los “infieles”. Como poner al zorro a cuidar de las gallinas.

Instituciones Penitenciarias tiene a alrededor de 200 presos sometidos a un plan específico de vigilancia por riesgo de radicalización yihadista, entre los que se incluyen tanto personas que profesan la religión islámica como personas marginales y susceptibles de ser captadas, informa el grupo Intereconomía.

La utilización de los centros penitenciarios como lugar de reclutamiento de internos que cumplen condena por delitos comunes y son procedentes de países de mayoría musulmana se produce desde hace tiempo. Pero esta tendencia se ha incrementado en los últimos años.

Para frenar esta deriva, el Ministerio del Interior ha puesto en marcha un Plan destinado a “conseguir la reeducación y reinserción” tanto de los presos condenados por terrorismo yihadista como de aquellos otros que pudiesen estar llevando a cabo actividades de captación y propaganda. Así, el departamento dirigido por Juan Ignacio Zoido pone en marcha este Programa que define como “apuesta por la defensa social” para que los terroristas “retornen a la sociedad con la capacidad y la voluntad de vivir respetando la Ley”.

La ‘recuperación del penado’, entre los principales objetivos

Así aparece plasmado en una instrucción remitida por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias que, bajo el nombre de “Programa Marco de intervención en radicalización violenta con internos islamistas”, fue firmada el pasado 25 de octubre. Entre sus objetivos, la “recuperación del penado”, que, a juicio del programa, siente “la necesidad de formar parte de un grupo que le preste apoyo afectivo y seguridad física”. La directiva señala, además, que “el ingreso en prisión supone la inmersión en un ambiente hostil”.

El texto entiende, por tanto, que “la afinidad hacia personas del mismo origen nacional, religioso y cultural y la consiguiente formación de grupos cerrados de carácter étnico-religioso” puede ser empleada como un factor que motive la radicalización, por lo que plantea como primordial “la mejora en la capacidad empática de estos internos, así como la formación en principios y valores propios de la convivencia en un Estado democrático”.

Censura cualquier crítica contra el Islam

Para prevenir y frenar los procesos de radicalización violenta, Instituciones Penitenciarias anuncia que contará con la “ayuda” de imanes a los que califica de “moderados”, aprovechando así el convenio que tiene firmado con la Federación Islámica. Cabe recordar que el pasado mes de octubre, el juez de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco, decretó prisión provisional para dos imanes marroquíes de la mezquita Masllid al Fath, de Ibiza, por llevar a cabo “labores de adoctrinamiento” y “ensalzamiento” del grupo terrorista Daesh y que podían influir a medio centenar de niños a los que daban clase.

Pero Interior va más allá con su apuesta por comprender el fenómeno islámico en España: “Se facilitará el aprendizaje de español y la integración cultural, así como la mejora en el nivel educativo” de los internos, pero siempre “evitando la criminalización de prácticas religiosas perfectamente legítimas”.

Apartado especial para presos islamistas en el FIES

Estas medidas se aplicarán a los reclusos recogidos en el Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES), que cuenta con un apartado especial para presos islamistas. Los penados incluidos en el FIES se dividen en las siguientes categorías: de control directo -especialmente conflictivos y que perturban la convivencia con asiduidad-, de bandas de crimen organizado, condenados por terrorismo, miembros de las Fuerzas de Seguridad o funcionarios de prisiones y los presos de “características especiales”. En este último grupo se incluyen los “internos que sin estar condenados por terrorismo islamista destacan por su fanatismo radical, por su afinidad al ideario terrorista y por liderar o integrar grupos de presión o captación en el centro penitenciario”.

Los presos islamistas se dividen en tres categorías: A) condenados por pertenencia o colaboración con grupo terrorista, B) enmarcados en una actitud de liderazgo captador y proselitista que facilita el desarrollo de actitudes radicales entre la población reclusa y C) radicalizados o en proceso de radicalización extremista.