Uno de los personajes más célebres de Irán y del islam chií, Saeed Tusi, el recitador del Corán preferido del ayatolá Jamenei, ha sido acusado por varios de sus alumnos de pederastia. El caso –que el régimen iraní trata de controlar con la censura en los medios nacionales– ha provocado un gran escándalo en las redes sociales porque toca un punto muy sensible y colateral del presunto delito: la impunidad que a ojos de muchos iraníes rodea al estamento clerical y a quienes viven de la enseñanza religiosa.

Las acusaciones de varios alumnos de Corán de Tusi se conocían desde hace tiempo, pero se mantenían en secreto. Hace poco más de una semana, una presunta víctima de abusos sexuales denunció al famoso recitador del Corán en una entrevista con la BBC en persa. El acusador, qie pidió el anonimato, explicó que Tusi abusó de él dos veces «cuando tenía 12 años».

La publicidad internacional del caso llevó a varias instituciones del Estado a tener que dar explicaciones. El portavoz del ministerio de Justicia, Mohseni Ejei, confirmó que se habían presentado «cuatro denuncias» contra Tusi, de 46 años, pero añadió que eran «muy difíciles de probar». Ejei señaló -según recoge una información de Radio Free Europe– que el gobierno ha pedido a un juez «religioso y con amplia experiencia» que revise el caso «con sensibilidad».

Los medios de comunicación iraníes han sido advertidos de que no pueden informar del escándalo que rodea a uno de sus rostros más famosos –además de los premios obtenidos por su recitación, Tusi es el muecín oficial de la televisión– porque el contenido de las denuncias «es pornografía, y está prohibida absolutamente su reproducción».