A menudo, los niños son las víctimas reales de los divorcios y las separaciones,cuando deberían ser los primeros a proteger. En este principio, básicamente, se ha basado el Tribunal Civil de Roma a la hora de condenar a una madre a pagar una multa de 30.000 euros. ¿El motivo?, hablar mal a su hijo del padre del pequeño (ahora su exmarido).

Para los jueces no hay excusas: el cónyuge separado tiene que salvaguardar el derecho de los hijos, como por ejemplo, que éstos tengan acceso al otro progenitor, y que éste último pueda participar en la educación de sus vástagos, según relata La Repubblica .

En cambio, señala la sentencia, la madre del pequeño, en este caso, “no ha buscado acercar el hijo al padre, restableciendo la relación en una dirección correcta necesaria para el desarrollo equilibrado del menor, sino todo lo contrario. Lo que ha hecho es ahondar en las tensiones en términos de descrédito respecto al marido”.

Los jueces encuentran la conducta de la mujer reprobable no sólo en la teoría sino también en la práctica. La labor de la madre, reza la sentencia, es la de trabajar para “permitir la recuperación correcta de la relación padre e hijo”, especialmente en la posición de la progenitora, siendo ella la que vive con su hijo -la mujer tiene la custodia-.

Es por todo ello que el veredicto del tribunal reconsiderará el hecho de que la custodia recaiga exclusivamente en la madre. Alegan que una condición sine qua non para el mantenimiento de ésta “es reforzar las relaciones entre padres e hijos”.

”No es la primera vez que un tribunal se expresa de esta manera”, explica la abogado Chiara Ingenito, experta en derecho de familia. Ingenito tilda de histórica la sentencia al haber hecho, ésta, “hincapié en la importancia del derecho de ambos padres, el derecho de los niños y sobre todo el deber de los padres, protegido por la Unión Europea”. Entiende, además, que la sentencia sentará jurisprudencia.