La imagen decapitada de Santa Práxedes.

Otro ejemplo más de la feminización de Europa y el desestimiento de la población católica a cualquier acto de resistencia para frenar los ataques que sufren. Ocurrió en la Basílica italiana de Santa Práxedes, a escasos metros metros de la Basílica papal de Santa María la Mayor, en el barrio de Monti, centro de Roma. Mientras el párroco Pedro Savelli ponía fin a la eucaristía, con la parroquia llena de feligreses, se produjo un gravísimo incidente. “Tras la misa se iba a celebrar un concierto para la comunidad eslovaca. Oímos un ruido tremendo en medio de una gran confusión”, relata el sacerdote.

En medio de la confusión, un hombre de origen africano entró en el templo y comenzó a golpear todo lo que encontraba a su paso. Logró decapitar las veneradas estatuas de Santa Práxedes, que se hallaba protegida por una vitrina y también la de San Antonio, mientras gritaba que esas imágenes eran una ofensa a Alá. “Al principio pensé que podía tratarse de un terrorista del ISIS. Me temí lo peor. El hombre se hallaba completamente enfurecido, como loco, gritando como un poseso sin parar”, añade el Padre Savelli.

La policía italiana, en el exterior de la basílica.

Entre tanto, el pánico se apoderó de la basílica. “La gente huyó, despavorida. Cuando pretendía destruir el crucifijo que se hallaba en al altar, me las arreglé para detenerlo sujetándole las piernas, pero no pude impedir que escapara. Tuve mucho miedo. No sabía si estaba armado”, agrega.

Tras los hechos, la policía científica busca pruebas que ayuden a identificar y localizar al atacante, que vestía una camisa de color verde. La basílica cuenta con cámaras tanto dentro como fuera del recinto. Las decapitadas imágenes de Santa Práxedes y San Antonio han conmocionado al párroco, que ha calificado de “horrible experiencia” el gravísimo suceso.