Mi amiga
CB.- Mi querida amiga Milagros. me ha mandado el correo adjunto, ciertamente desde mi jubilación no la atiendo como hacia antes.
Ella era estudiante de medicina cuando todos eramos jóvenes, Una vez obtenida su licenciatura, se marchó de misionera al Cameroun.
Cuando llegó allí la destinaron a una misión en plena selva, de la nada y con mucho esfuerzo logro montar una clínica para atender a los pobladores de los diferentes asentamientos de pobladores, (estamos hablando de principio de los años 70).
Hemos mantenido contacto permanente desde entonces, antes por carta y ahora por internet. Las vicisitudes que ha pasado entra en el ámbito de la Santidad. Algunas de los episodios que me contaba, ponen las carnes de gallina.
Cada tres años venia a España un par de meses para descansar, su Compañía solamente le permitía pernoctar un par de días en mi casa y otros tantos en casa de sus padres.
Una de las frases que se han quedado gravadas en el recuerdo fue cuando estábamos desayunando, yo estaba tomando unos Corn Flake, Ella me dijo: “¡Ay si yo tuviese esto allí para mis niños!”.
Una de sus muchas actividades consistía en cuidar a los niños huérfanos o que su padre los habitan repudiados.
Desde entonces jamas puedo ver un paquete de Corn Flakes en el supermercado sin acordarme de ella.
He procurado ser comedido en mis comentarios, pues no deseo despertar sentimientos dolorosos entre mis amigos. Tal como yo los sufro, (yo no soy santo) pues ella los soporta con absoluta entrega y Santidad
Hace unos años y ya muy mayor, ya debe haber pasado los 80 años de edad, tuvo un problema grave de salud que fue tratado en España. cuando ya estaba recuperada yo le decía: “Milagros por favor, quédate ya en España en esta residencia para monjas tan extraordinaria que tenéis en Sevilla, ya lo has dado todo”. No, me decía, allí me necesitan, y una vez recuperada se volvió a marchar.
Todo lo que se pueda decir de ella no es suficiente para definir su entrega, su santidad.
Es como una Santa Teresa de Calcuta pero sin propaganda.