Al final, lo mejor de la palpitante experiencia de dirigir un medio alternativo como AD (“Un revulsivo de la conciencia nacional”, en palabras del malogrado e inolvidable Blas Piñar), es el contacto diario con lectores de los cinco continentes. Con bastante frecuencia, acuso correo electrónico de José Antonio Verda. Con su autorización reproduzco su primera misiva: “Tengo 83 años, soy español, patriota y católico a morir, gracias a Dios, estupenda salud, 6 estupendos hijos/as casados con 6 estupendos/as consortes, 21 nietos entre 27 y 13 años y ya 3 bisnietos. Soy doctor ingeniero de caminos, promoción 1959 y orientador familiar por la Universidad de Navarra 1979. Vine a México con toda mi familia de entonces en 1980 con Huarte y Cía, S.A. y aquí me quedé. Hace como tres años que un buen amigo me informó de Alerta Digital y, desde entonces, empecé a entrar a diario, cada vez con más frecuencia y ahora entro un montón de veces al día. Eres mi auténtico y veraz comunicador y asesor político, porque yo no tuve nunca idea de política, aunque siempre me preocupó extraordinariamente, y sólo discrepo de ti en un tema, del que ya te hablaré en su oportunidad. Te he visto, escuchado y leído tanto, tanto…, que soy amigo-amigo tuyo y creo que la virtud humana que más quiero cultivar y practicar es la lealtad. Por eso te llamo de tú, con el ruego de que tú hagas conmigo lo mismo. Reenvío a diario artículos y vídeos de Alerta Digital a unos 150 destinatarios”.

Una de las habituales en mis relaciones epistolares es la formidable Rosslyn, mujer de una pieza, quien desde su Hiroshima adoptiva me desgrana con lacerante tristeza el devenir de los acontecimientos nacionales vistos desde la perspectiva, no por lejana irreal, de los más de 13.000 kilómetros que median entre nuestros dos países.

No dejo en el olvido a Gaby y su esposa, una pareja de notarios de Montevideo (Uruguay), a quienes conocí en septiembre del pasado año en la isla caribeña de Santa Lucía. Católicos tradicionales ambos y profundamente enamorados de nuestro acervo hispánico común, el encuentro será siempre inolvidable: “Somos fanáticos de ‘La ratonera’. Que Dios le conceda muchos años de vida”. Fueron las palabras que sellaron una incipiente relación que, como el buen vino, no ha hecho sino engrandecerse con el paso del tiempo.

Gracias también a Alerta Digital supe de Liudmila Koroleva, directora del hotel Pallada de Moscú, mi ‘cuartel general’ durante mis años al servicio del diario ‘Ya’ (el de verdad), que con gran maestría dirigía el maestro Fernando Ónega.

Otro de los entreñables amigos por correspondencia es Fernando, hematólogo y oncólogo en su clínica de Panama City (Florida). El martes recibí un correo suyo avisándome de que el digital de Jaume Roures nos había dedicado a Roberto Centeno y a mí un artículo descalificatorio. El titular era ya lo suficientemente explícito y revelador: “Trump ficha a un ultraderechista para su campaña”. En él figuraban los habituales anatemas progres, siendo el de “fascista malagueño” el más repetido, que dicho por un amanuense de Roures, sonaron en mí como timbre de honor y de orgullo. En la sección dedicada a los comentarios de los lectores, las ya habituales exquisiteces de la progresía perrofláutica, siendo el deseo de un pronto encuentro de Centeno y mío con la muerte la más repetida. O la menos original, según se mire.

Entre tanto veneno exparcido, el propio Fernando escribió: “Personalmente considero a Armando Robles como una persona honorable y quien se merece el mayor respeto como español y como individuo. Lo que se llama ‘extrema derecha’ es en realidad ‘derecha’. Se han tergiversado y cambiado el parámetro para medir el punto centro. Muchos conceptos como izquierdas o derechas son quizás arcaicos en este siglo XXI. Nuevos conceptos son ‘defender la nacionalidad y cultura de cada civilizacion’ versus ‘globalización’, ‘civilización judeocristiana’ versus ‘islamismo’, ‘identidad nacional tradicional’ versus ‘progresía multiculturalidad ganamos todos’, ‘familia heterosexual cristiana europea’ versus ‘hoy mi género es’. Roberto Centeno es un hombre de gran visión y será quien ayude a Donald Trump, mi candidato. Predice con exactitud que la comunidad hispana que vota, no la ‘ilegaleada de narcos, violentos ni narcos’ serán lo beneficiarios de las sabias políticas económicas planeadas por Mr. Trump. Armando Robles es un caballero”.